Perspectivas de Cuba con su diáspora

Por Alberto N Jones

HAVANA TIMES – La largamente esperada y altamente aclamada suspensión de las primeras medidas migratorias que tanto efecto negativo han tenido sobre los cubanos a ambos lados del estrecho de la Florida, es un signo alentador de la capacidad de reflexión, madurez y disposición de rectificar cuanto deba ser rectificado por las altas esferas del Gobierno de Cuba.

Cientos de miles de cubanos que estaban impedidos de visitar su país, lo podrán hacer en fecha próxima y las asperezas, división y reservas que esta medida creó, irán desvaneciéndose para fortalecer los vínculos familiares, nacionales y el sentido de pertenencia de todos.

Justamente cuando el país fue arrasado por múltiples huracanes y las teorías conspirativas del Gobierno del presidente Donald Trump están encaminadas a reducir el número de turistas en la Isla, así como una sensible disminución del Producto Interno Bruto, esta acción tendrá un efecto neutralizador sobre los actos agresivos contra Cuba y una positiva inyección económica  con un estimado de 800,000 a 1,000,000 de cubano-americanos visitando la nación, erogando una media de unos $1000.00 cada uno.

La suspensión de la absurda prohibición que impedía a los cubano-americanos visitar la Isla por vía marítima, permitió que la pequeña isla Bimini en las Bahamas obtuviera enormes ingresos a través de cientos de lanchas de recreo de cubanos-americanos radicados en el sur de la Florida, que ahora podrán cambiar el rumbo y navegar hacia el sur, especialmente durante las fiestas nacionales de ambos países, los fines de semanas extendidos y otras, para lo cual no alcanzarán los atraques existentes en las marinas en Cuba.

Cientos de yatistas estadounidenses se entremezclarán en esa avalancha naval, lo que permitirá exceder el índice de crecimiento turístico planteado.

Miles de personas de la tercera edad temerosos de volar, podrán regresar a la Patria mediante el ferry o lanchas de recreo.  Es imperioso se refuercen las medidas contra el tráfico ilegal de drogas, para impedir sea revertido este paso de avance.

Ojalá los millones de dólares que se dejó de ingresar por las impensadas decisiones migratorias, el lento procesamiento de los procedimientos consulares y la atención semi hostil de funcionarios cubanos en ambas dependencias, hagan más ameno la llegada y salida de nuestro país y sirvan de acicate para erradicar un pasado nada feliz.

La modificación de las restricciones migratorias y el impacto que estas tendrán sobre la nación, debe complementarse con una revisión total y la adecuación de las restrictivas y asfixiantes normas aduanales, cuya única función y objeto social es impedir la entrada de todo elemento nocivo y estimular un intercambio comercial fluido con el mundo.

Los enormes daños causados por el bloqueo de los Estados Unidos es motivo de constante denuncia por todos los medios masivos de comunicación existente en el país.  Esto contradice las acciones de la Aduana, que restringe, limita, impide, impone onerosos aranceles y decomisa con total impunidad los sanos esfuerzos de la mayoría de los viajeros cubano-americanos, que están interesados solo en mitigar las necesidades materiales de sus familiares, vecinos y amigos.

Por qué interferir o diluir esta increíble posibilidad de unir al pueblo cubano como nunca antes, duplicando el número de visitantes al país mediante la derogación de un pasaporte obsoleto, costoso, de vida limitada, que requiere renovaciones periódicas y una armada de personas reprocesando el mismo?

Más que lamentar los males causados por el bloqueo impuesto por un gobierno en medio de su peor crisis nacional e internacional, se debe desregular las aberrantes normas aduanales como ha hecho Inmigración, garantizando que ningún enfermo languidezca o muera por falta de un medicamento, que ningún equipo dejara de funcionar por falta de repuesto, o un niño llore por falta de alimentos, lo cual engrosaría billones de dólares por concepto de arancel a la economía nacional.

Ignorar la evolución de la diáspora e insistir en mantener un tratamiento diferenciado del que los demás países del mundo confieren a sus ciudadanos de ultramar, es un acto discriminatorio que tiende a  perpetuar y mantener abierta la génesis de la profunda escisión nacional del siglo pasado.

Ningún país en el mundo tiene el potencial de Cuba para unificar su emigración, restañar viejas heridas y avanzar juntos en pro de ese mañana mejor.  Cuba debe de cesar siendo su peor enemigo, al pretender ignorar a millones de sus hijos, su capacidad para contribuir al bien común y luchar por superar las minúsculas diferencias actuales, comparadas con las profundas grietas que José Martí tuvo que enfrentar para crear una patria con todos y para el bien de todos.