Llamando a Carlos Marx con el capitalismo en la puerta

Vicente Morín Aguado

“Con esta formación social se cierra la prehistoria de la sociedad humana.” (K Marx, 1869)

Calle 85 in Matanzas, Cuba.  Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — ¡Anníbal ante portas!, así gritaban los romanos cuando el gran estratega cartaginés se presentó frente a Roma. De momento el senado aceptó un dictador para juntar fuerzas en un sólo haz y salvar la ciudad. En Cuba se trata del capitalismo, definitivamente estamos ante el ser o no ser de lo que Francis Fukuyama llamó “El fin de la historia y el último hombre.”

No es “Apocalipsis now”, realmente en La Habana el debate es en torno a la continuidad del socialismo o la otra única opción, volver al capitalismo. Cuando Obama y Raúl dieron a conocer 18 meses de negociaciones secretas, el gobierno norteamericano habló a las claras: “Nuestros esfuerzos se enfocan en promocionar la independencia de los cubanos para que no tengan que depender del estado cubano.”

Ahora que es inminente el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, desde Washington, celebrando con una Cristal en La Habana nos recuerdan que “cervezas claras conservan amistades.”

Se trata de desmantelar el estado autoritario que durante medio siglo asumió los destinos de la nación, asumiendo la “propiedad de todo el pueblo” sobre los bienes confiscados al capital, pero lejos de otorgarle a ese pueblo un control real sobre tales medios de producción, según el decir de la terminología marxista.

Llamamos a Marx porque es tiempo de retomar la esencia de su pensamiento, cuando propuso pasar de la prehistoria a la historia de la humanidad. Se trata de una idea hegeliana reinterpretada por el Prometeo de Tréveris, quien parte de considerar, por vez primera, la posibilidad de convertir a los seres humanos en protagonistas de su propio devenir, creando un sistema socio económico y político basado en la experiencia acumulada por la humanidad.

La propuesta agrega elementos esenciales para la supervivencia de la humanidad toda: solidaridad y equidad en un planeta que de acuerdo a los últimos descubrimientos de la física, seguirá aislado de cualquier otro espacio habitable en el universo.

Las propuestas concretas hechas por los llamados marxistas clásicos: Marx, Engels y Lenin, deben quedarse en su contexto, debemos rechazar las repetidas ecuaciones de los políticos comunistas cuando nos repiten la palabra VIGENCIA. Hasta el nada marxista José Martí sufre en su tumba por tan reiteradas alusiones a la “vigencia de su pensamiento”, sólo comprensible en el sitio y el momento de su propia vida.

Un nuevo socialismo, entendido desde la propuesta esencial de Marx, no sólo es posible, es necesario, resulta de la lógica implícita en los acontecimientos mundiales. Queda fuera de toda racionalidad que un hombre- Georges Soros- acumule en menos de una década una fortuna equivalente en dólares a la totalidad de los que hoy vivimos en la Tierra.

Mientras este gran especulador, y otros también, juntan tales cantidades de dinero, millones de personas, inclusive muchas en los propios Estados Unidos, perdieron sus viviendas debido a las acciones de las volátiles bolsas, convirtiendo sus ahorros en inmensas fortunas individuales de unos pocos hábiles apostadores.

Que yo sepa, el señor Soros, cualquier otro multimillonario sería lo mismo, solamente puede ponerse de una vez un par de zapatos. No creo que exista persona alguna capaz de negar la irracionalidad intrínseca del capitalismo.

Un anticomunista recalcitrante llamado Francis Fukuyama, al evaluar el socialismo hasta ahora hecho estado, señaló certeramente: “El defecto del socialismo consistió en algo más que la falta de habilidad para crear industrias que pudieran fabricar semiconductores: al crear una dictadura que pisoteaba la dignidad de los ciudadanos en tanto individuos, falló en no crear las condiciones de igualdad de reconocimiento que son la base necesaria para una sociedad justa.”

Fukuyama no cree en la posibilidad de otro socialismo, para mi imprescindible ante los retos que enfrenta la humanidad:

La supervivencia en términos ecológicos.

La necesidad de alimentarnos, vestirnos y vivir dignamente en cualquier lugar porque ya está claro que somos una sola especie.

La difusión imparable del ideal democrático, extendido día a día por las nuevas tecnologías de la comunicación, junto al intercambio cada vez más amplio entre los seres humanos.

Para los cubanos este 2015 comenzó presagiando cambios decisivos en nuestro largo y difícil camino como proyecto de nación. Podemos desmentir a quien aseguró el final de la historia, comenzando de nuevo sin olvidar el pasado.
—–
Vicente Morín Aguado: morfamily@correodecuba.cu

 

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