Innecesarias preocupaciones monetarias de los cubanos

Por Repatriado

Foto: Ghyslaine Peigne

HAVANA TIMES – Si pides a cualquier cubano que señale los problemas más urgentes a resolver en la economía nacional, incluirá la dualidad monetaria. Es tal la conjunción mediática para hacer de ese “problema” la piedra angular del ideario económico que probablemente sea el primer asunto que piense. El Gobierno, otra vez, logra imponer su discurso poniendo el acento donde más le conviene.

Tanto los economistas abiertamente del régimen y con funciones efectivas como Marino Murillo, o los encubiertos y con funciones más teóricas, como Triana, contribuyen a esa fantasía y la utilizan, unos como explicación a sus fracasados proyectos de mejoras, los otros como tema para publicar sesudos análisis sobre consecuencias y dificultades de la unificación.

No se dejen engañar, la unificación monetaria es tan simple como que mañana se establezca el cambio en Cadeca(1) para compra y venta de 1 CUC(2) a 25 CUP(3) y se acepte que las dos monedas pueden ser usadas para cualquier transacción dentro del territorio nacional, punto, moneda unificada,  pues daría igual entonces dar o recibir 1 CUP o 25 CUC y, de paso, se evita la necesidad de retirar bruscamente los CUC de la circulación y de compensar ese valor con la fabricación de más CUP, cosa que es cara.

No hay que darle tantas vueltas al asunto ni hacer ingeniería financiera para acabar con ese asunto, ni causa ningún movimiento telúrico de efectos económicamente insondables.

¿Por qué no lo hacen y se alimenta esa atmósfera oscurantista y mistificadora al respecto?

En primer lugar, porque el embrollo financista que ha formado el sistema empresarial cubano haciendo malabares con los tipos de cambios (4) para esconder su fracaso, es, a estas alturas, imposible de solventar ni por ellos mismos; prefieren seguir viviendo en esa especie de juego de monopoly, en el que antes la URRS y ahora Venezuela funcionan como Banco.

Photo: Ghyslaine Peigne

La unificación monetaria iluminaría esa burbuja que se esconde dentro de la madeja intencionalmente complicada que son nuestras Cuentas Nacionales, exponiendo el gran fracaso de 60 años de estatalización y lo injustificado de su mantenimiento.

En segundo lugar, conservar abierto ese debate da la sensación, valiosísima para nuestros gobernantes, de que hay margen aún para que la economía, en su actual configuración, mejore. Se ha propiciado que en la mente colectiva se genere el siguiente racionamiento, “si la existencia de dos monedas es pesado lastre, cuando al fin logren resolverlo, que debe ser muy difícil, nuestra economía avanzará”.

Ese tipo de silogismo es el mismo que utilizaba la élite Azteca cuando justificaba su propia existencia, sacrificando miles de personas para que el Popocatépetl no entrara en erupción, una premisa falsa que lleva a una conclusión errónea. El Consejo de Estado parece nuestro círculo de chamanes, pero mejor no les demos ideas sacrificiales.

La tercera y para mi más importante función de esa focalización y sacralización de la unificación monetaria es el pretexto para seguir ganando tiempo sin hacer los ajustes económicos necesarios, el pretexto para mantener a la gente creyendo que el Estado no sube los salarios ni baja los precios entre otras cosas, pero de modo muy relevante, porque hasta que no se unifiquen las monedas todo lo demás será irrelevante, la unificación se convierte así en paso previo para lo demás.

La respuesta para todo eso es simple, la economía capitalista monopolista del Estado cubano es un chasco sin paliativos, es irreformable y nada que se haga dentro de sus premisas ideológicas vigentes es sustentable, solo un cambio de modelo puede hacer que avance el país.

El gran problema de Cuba es la productividad, el obrero cubano es bajísimamente productivo, y aquí encontramos otra de las falacias que a los economistas del régimen les gusta alimentar, manteniendo la errónea idea de que es cierto que la gente no trabaja porque no le pagan, pero ¿cómo van a pagarles más si no trabajan?

Foto: Ghyslaine Peigne

Esa dicotomía es falsa y ya teóricamente la resolvió Alfred Marshall hace más de un siglo, concluyendo que “la mano de obra bien remunerada suele ser eficiente y, por tanto, no es cara”, y empíricamente el Fordismo demostró el beneficio de un trabajador bien motivado y remunerado como paso previo al aumento productivo.

Por supuesto, la economía cubana no puede ir a un aumento salarial con el nivel ridículo de servicios y productos que genera, nos llevaría a una inflación como en Venezuela. La única vía para romper ese ciclo es la inversión privada, que incluye pero no se limita a la extranjera. Pero abrir la economía necesita un cambio total del esquema dentro del cual esta funciona controlada donde tan cómodos están nuestros chamánicos  gobernantes.

Como ya he dicho en otro lugar, Cuba no tiene un problema económico, ¿cómo íbamos a tener un problema económico si no tenemos economía?, nuestro problema es político.

Notas:

1 Cadeca, acrónimo de Casa de Cambio, empresa estatal dedicada el mercado de divisas y donde hace años está establecido el precio de compra del CUC en 24 y el de venta en 25 CUP.

2 CUC Moneda cubana equivalente al USD

3 CUP Moneda cubana en la que se expresan las Cuentas Nacionales y en la que se pagan los salarios estatales.

4 Además del cambio oficial de Cadeca las empresas cubanas usan diferentes tipos de cambio para la misma moneda expresada en su contabilidad, lo que imposibilita conocer la realidad de nuestra economía.

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