Historia e histeria, periodistas y disidentes

Por Repatriado

HAVANA TIMES – En los días de la cumbre en Perú, esa “sociedad civil” escogida, adoctrinada, financiada y orientada por el Gobierno de los Castro fue punta de lanza en contra de los otros cubanos, a los que llaman “mercenarios financiados por la CIA”, mientras que en la retaguardia aquí en Cuba, una ruidosa campaña se encargó, con mucha histeria, de denigrarlos mediáticamente.

La figura que ha acaparado la atención de los periodistas-soldados de la UPEC (Asociación de periodistas afines al gobierno) ha sido la de Rosa María Payá, en ella han volcado su bilis todos los que han querido, o tenido, que demostrar fidelidad al régimen.

A esta señora la llaman apátrida, traidora, mentirosa, anexionista, de pedir la intervención militar en Cuba, de hacer dinero de la muerte de su padre y de algunas otras lindezas que ni recuerdo ni quiero recordar.

No conozco la actividad de Rosa María Payá, ni su pensamiento ni sus palabras, no lo conozco porque en la Isla ella no tiene acceso a ningún medio para expresar sus proyectos e ideas. Los cubanos de adentro solo sabemos lo que el Departamento Ideológico del Comité Central del PCC le orienta a sus terminales mediáticas que nos cuenten sobre ella, muchos adjetivos sobre todo.

Todo este alboroto me recuerda una historia no tan antigua.

Había una vez, en un reino muy lejano, un inteligente joven, cuyo padre era un condecorado funcionario del Gobierno legítimo y reconocido por la comunidad internacional de su nación independiente.

Ni el joven ni su hermano mayor siguieron el camino de fidelidad al régimen del padre;  el hermano se entusiasmó tanto que decidió fabricar una bomba para matar al rey, y, de paso, a los que por allí anduviesen; fue descubierto y ejecutado por terrorista.

El joven se radicalizó y comenzó a actuar en contra del poder, fue detenido una corta temporada y decidió emigrar. En el exilio siguió su actividad contra el Gobierno legítimo de su país. Vivió unos 20 años en el extranjero dedicado a la causa y trabajando poco, gracias al dinero que le enviaba su madre, el cual procedía de la pensión ganada por el padre sirviendo al Gobierno. Parecía que iba a ser solo un exiliado más, amargado y sin gran influencia en lo que pasaba dentro de su Patria.

Entonces las cosas cambiaron.

Su país estaba ahora en guerra con otro estado, uno militarista y belicoso que deseaba un imperio. Nuestro hombre, pasando ya de los 45 años, ¿aplacó sus críticas al Gobierno de su país y cerró filas ahora que estaba siendo agredido desde el exterior?, no, muy por el contrario, se sirvió de la potencia imperialista que estaba matando por miles a sus compatriotas y aprovechando la convergencia de intereses, dejó que esa potencia le financiara, bajo la promesa de que llegado al poder sacaría a su nación de la guerra.

Así que ese hombre, hijo de un fiel funcionario estatal, hermano de un terrorista, que había viajado mucho con el dinero estatal de papá, se puso en manos de la potencia que estaba atacando a su Patria, y en un transporte imperialista regresó a su país con una camarilla de acólitos y gracias en parte importante a este apoyo, logró el poder derrocando al Gobierno.

El ahora poderoso señor cumplió su parte y firmó una paz donde su país cedía, con respecto a las áreas que controlaba antes de la guerra, el 75% de las zonas industriales, el 35% de las zonas agrícolas y semejante cantidad de población.

Hasta aquí la historia.

Viendo como tratan a los opositores cubanos ¿Con cuanta cólera descargaría la prensa oficialista cubana sobre alguien con ese historial? traidor, vende patria, mercenario, aprovechado, terrorista, no alcanzo a imaginar las furias que sobre este señor se desatarían.

Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin, cuya foto adornaba las oficinas de todos nuestros burócratas  y los congresos de nuestro glorioso y único Partido es de quien hemos hablado y esa historia está contada en el mismo tono blanco y negro que usa la prensa partidista contra los cubanos no castristas.

Confío que los agentes del régimen asignados al monitoreo de Havana Times, al leer este relato, llamarán a sus jefes para que estos a su vez informen a las redacciones y a partir de mañana la prensa cubana siempre que hable de los “mercenarios” como Rosa María Payá diga, bueno, pero lo de Lenin fue peor.