Flexibilización Si, Movimiento Libre de Ciudadanos No

Por Samuel Farber*

Foto: translatingcuba.com

HAVANA TIMES — Una de las fuentes de descontento más grande, entre los cubanos, ha sido la ausencia, desde la década de los sesentas, del derecho a viajar fuera del país.

Con las medidas recientemente adoptadas por su gobierno, Raúl Castro está intentando disminuir la intensidad de ese descontento, y de paso, lograr otros fines, expuestos más adelante, a través de la flexibilización de las reglas existentes para entrar y salir del país.

Pero el nuevo reglamento es una continuación de la vieja política que ignora el principio de que el derecho de libre movimiento reside en la ciudadanía y no es una dádiva concedida por el estado.

Con las medidas recientes, el gobierno ha eliminado, afortunadamente, la confiscación de bienes a aquellos que se van definitivamente del país, y los requisitos de permiso de salida y carta de invitación del extranjero para poder salir de la Isla.

Como resultado de estos cambios, el pasaporte se convertirá en el instrumento principal de control; sólo será válido por dos años, prorrogable hasta un máximo de 6 años, y los pasaportes ahora vigentes tendrán que ser actualizados, aunque sin costo alguno.

Es sumamente importante notar que el Artículo 23 del Decreto-Ley No. 302 del 16 de octubre, que legalizó los cambios recientes, explícitamente menciona varias categorías de ciudadanos a los que se les podrá negar el pasaporte.

Entre estas está la de los cubanos contra quienes esté pendiente alguna “medida de seguridad”, también de aquellos para los cuales “razones de Defensa y Seguridad Nacional así lo aconsejen,” y para los solicitantes que carezcan “de la autorización establecida, en virtud de las normas dirigidas a preservar la fuerza de trabajo calificada para el desarrollo económico social y científico-técnico del país, así como para la seguridad y protección de la información oficial.”

Esto significa que a disidentes como Yoani Sánchez se les podrá negar el pasaporte si el gobierno así lo decide, lo mismo que a los médicos cubanos y otras personas altamente calificadas (científicos, atletas de alto rendimiento).

En el caso de los médicos cubanos, es importante notar que además de actuar como protectores de la salud de sus coterráneos, se han convertido en mercancía de exportación.

Muchos países requieren que los médicos recompensen al Estado por su educación gratuita a través de un servicio social de duración limitada, pero en el caso de Cuba los médicos están condenados a una virtual cadena perpetua de servicio al Estado, además de tener prohibido permanentemente viajar al exterior, salvo a Venezuela y aquellos otros países con los cuales el Estado cubano haya contratado sus servicios.

De la misma manera que el Artículo 23 limita la salida de ciertas categorías de cubanos, el artículo 24.1 prohíbe la entrada al país de varios tipos de personas, incluyendo a aquellas que hayan estado involucradas en “organizar, estimular, realizar o participar en acciones hostiles contra los fundamentos políticos, económicos y sociales del Estado cubano” o “cuando razones de Defensa y Seguridad Nacional así lo aconsejen”.

O sea, que cualquier cubano residente en el exterior que haya públicamente criticado a las autoridades de la Isla puede ser legalmente excluido de entrar al país.

El desprecio del gobierno cubano al principio de que el derecho de entrar y salir del país reside en la ciudadanía y no en el Estado es también evidente en el hecho de que, aunque las medidas recientemente adoptadas extienden de 12 a 24 meses el tiempo que los ciudadanos cubanos pueden residir en el exterior, ellos tienen que obtener el permiso del gobierno para legalizar dicha estancia.

Si no obtienen el permiso, serán considerados como emigrados, lo que implica, por ejemplo, la pérdida de sus pensiones (Resolución 44 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social).

Uno de los aspectos más insólitos y escandalosos de la reciente “reforma” es que aún aquellos cubanos que hayan obtenido permiso del gobierno para residir en el exterior, pueden solamente, conforme al recién aprobado Artículo 47, quedarse en Cuba 180 días en las ocasiones en que visiten la Isla (90 días en el caso de los que sean considerados “emigrados” legalmente).

En contraste con la situación actual, vale la pena mencionar que la práctica que existió durante la República (1902-1958) solo requería que los cubanos que residían fuera del país, ya sea a corto o largo plazo, mantuvieran sus pasaportes vigentes, lo que podían gestionar en cualquier consulado cubano, para poder regresar y quedarse en el país por el plazo de tiempo que desearan, sin perder sus derechos ciudadanos.

Lo que el gobierno quiere lograr con esta flexibilización – que no es una verdadera reforma – es que a la mano de obra poco calificada o sin ninguna calificación le sea más fácil abandonar el país y de esa manera ayudar al gobierno a reducir dramáticamente el número de gente empleada por el Estado.

Pero es dudoso que el gobierno pueda lograr el resultado que busca, dado que son precisamente estos cubanos, desproporcionadamente negros, los que tienen la menor posibilidad de emigrar porque tienen menos recursos y contactos familiares en el exterior para poder hacerlo.

Quizás con estas medidas el gobierno sí logre facilitar la frecuencia y duración de las visitas a la Isla de los cubanos ya emigrados, aumentando así su contribución a la muy empobrecida economía cubana.

De hecho, el monto de las remesas familiares enviadas a Cuba se han más que duplicado en los últimos ocho años, de mil millones de dólares en el 2004 a más de dos mil millones el año pasado. Con la “reforma” quizás aumenten aún más.

Sin embargo, y como quiera que sea, la libertad de movimiento para todos los cubanos, tanto dentro como fuera de Cuba, es una reivindicación de sus más fundamentales derechos humanos que aún queda por realizarse.
—–
*Samuel Farber nació y se crió en Cuba y ha escrito numerosos artículos y libros sobre dicho país. Su libro más reciente es Cuba Since the Revolution of 1959. A Critical Assessment publicado por Haymarket Books en el 2011.

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