En Cuba NO TODOS tienen derecho al estudio

Por Verónica Vega

Kabir (i) el año pasado.

HAVANA TIMES — Esta afirmación no es un mero gancho periodístico, es la conclusión derivada por los padres de dos adolescentes después de un infructuoso diálogo con la actual directora del Municipio de Educación en la Habana del Este porque a nuestros hijos  Kabir y Sebastian, se les niega día tras día el acceso a su propia escuela.

¿La razón? Que no han aceptado cortarse el pelo según el criterio estético que les exige la directora del preuniversitario Lázaro Peña, en Alamar, amparada en una normativa dictada por la actual ministra de Educación.

Según palabras textuales de Leticia, la directora municipal: “LA ESTÉTICA ES MÁS IMPORTANTE INCLUSO QUE LA DIGNIDAD” ¡!

Esta fue su respuesta cuando le expresamos que nuestros hijos elegían ser sinceros y dignos, y no someterse por miedo a un canon machista (y anticonstitucional) defendiendo su derecho a no ser discriminados ya que las estudiantes hembras pueden llevar el pelo como les plazca aún usando el uniforme escolar (obligatorio en Cuba).

El reglamento impone a los  estudiantes varones una regla extra: “estar correctamente pelados y afeitados”.

Que el término “correcto” sea relativo y no aparezca en ningún artículo legal, no parece importar mucho a los funcionarios de Educación, quienes (según expresó la propia directora del municipio) han recibido vía oral en reuniones internas  la definición concreta de “correcto”: el corte militar, a pesar de que en el documento de marras no se especifica el largo de centímetros permisible para los pobres varones, a quienes la naturaleza parece haber provocado un serio daño con el don de que les crezca el pelo.

Entre los argumentos mencionados por los padres de los adolescentes está la siguiente cita de la convención de los Derechos del Niño, de la que Cuba es firmante (sin reservas) desde el año 1991: “Los Estado Partes adoptarán cuantas medidas sean adecuadas para velar porque la disciplina escolar se administre de modo compatible con la dignidad humana del niño y de conformidad con la presente convención”.

Y una carta firmada por los cuatro padres con la correspondiente fundamentación jurídica, que fue también presentada en el Consejo de Estado y enviada a Cubadebate e incluye: “La Constitución de la República, en su capítulo VI Igualdad, establece en su artículo 42 que la discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencias religiosas y cualquier otra lesiva a la dignidad humana está proscrita y es sancionada por la ley.

Y en su artículo 43: El Estado consagra el derecho conquistado por la Revolución de que los ciudadanos, sin distinción de raza, color de la piel, sexo, creencias religiosas, origen nacional y cualquier otra lesiva a la dignidad humana: disfrutan de la enseñanza en todas las instituciones docentes del país, desde la escuela primaria hasta las universidades, que son las mismas para todos.

Mientras la inercia institucional respalda un prejuicio (ilegal), dos menores de edad, con deseos de superarse son frustrados en su intención y en su legítimo derecho. Son humillados públicamente cada mañana en la misma escuela que obtuvieron oficialmente.

No obstante, la dirección de la escuela por orden del Ministerio de Educación ha recurrido a la burda maniobra de amenazarlos con ser dados de baja so pretexto de “ausencias injustificadas”, cuando estas ausencias son responsabilidad directa del centro.

La directora del municipio, quien dijo “estar seriamente preocupada porque estos niños están perdiendo clases”, pidió entrevistarse a solas con ellos y en ese diálogo les preguntó (e incluso anotó sus respuestas) qué consideraban más importante: “el estudio o el pelo…”

Ninguna institución tiene autoridad para obligar a un ciudadano a elegir entre dos derechos fundamentales, en este caso, el estudio o la igualdad. La situación se agrava por el hecho de que son dos menores de edad, a quienes este estrés prolongado está causando daños emocionales y físicos: insomnio, ansiedad, anorexia, trastornos digestivos, inseguridad…

Del presente curso escolar donde debían cursar el grado onceno, no han podido entrar ni siquiera un día. No conocen su actual aula y se les ha negado incluso el material de estudio.

La dirección del preuniversitario “Lázaro Peña”, que tanto se preocupa por la uniformidad de las cabezas de sus estudiantes varones, especialmente cuando hay inspección, y consideran escandalosa la ruptura de esta “estética” por dos estudiantes de pelo largo, no parecen percatarse de que es mucho más escandaloso el hecho de privar a dos menores de edad de su derecho irrestricto al estudio, tan orgullosamente difundido y aclamado por la Revolución.

Un derecho que no pierden ni siquiera los presos.

Por supuesto que acudiremos a la UNICEF y a cualquier institución o medio posible para denunciar esta injusticia.  Y estamos seguros de que para nuestros hijos, esta lucha por sus derechos es mucho más educativa que el dócil e hipócrita acatamiento a una regla sexista que muy pocos parecemos dispuestos a cuestionar, tal vez apabullados por la convulsión de la difícil supervivencia.

Pero ¿sobrevivimos? O más bien sobremorimos solidificando los cimientos de una sociedad ultraconservadora y exclusiva donde jamás disfrutaremos de “libertad e igualdad plenas” no importa cuánto este concepto de Revolución de Fidel esté primorosamente enmarcado y colgado en las paredes de las escuelas y oficinas de Cuba.
—–
Ver el escrito relacionado por Kabir Vega Castellanos

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