En Cuba no hay discriminación racial

Por Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES — He leído con detenimiento algunos artículos aparecidos en Havana Times, en los que se hace referencia a una supuesta discriminación racial en Cuba, criterio del que discrepo totalmente.

Se afirma que el problema del racismo es palpable en nuestra sociedad y que ninguna campaña como las desarrolladas a inicios de la Revolución en 1959 lograron desterrar ese flagelo; sin embargo, los argumentos que se ofrecen carecen de valor o no son ciertos.

Por ejemplo, se señala como un síntoma de racismo que se hagan chistes sobre los negros, pero es que se hacen también sobre los pinareños, sobre los orientales y sobre muchas cosas y defectos nuestros, seamos negros o blancos. Los cubanos hacemos chistes hasta de nuestra propia fealdad.

Otra aseveración, que es totalmente falsa, es que solo se realzan las figuras blancas en la enseñanza de la Historia. Sin embargo, una de las figuras que más se destaca, después de José Martí, es Antonio Maceo, sus hermanos y la madre de ellos, Mariana Grajales, a quienes se destaca como el mayor ejemplo de patriotismo en nuestras luchas libertarias.

También se enseña el papel desempeñado por Juan Gualberto Gómez en la guerra de 1895, y se destaca a Quintín Banderas, combatiente de las tres guerras y participante, junto a Maceo, en la Protesta de Baraguá.

Recientemente se puso en la televisión un documental sobre el asesinato de Quintín Banderas, en el que se realza su figura.

Yo no veo como un problema la situación racial en Cuba, como para que tenga que ser tratado en la Asamblea Nacional o en el Congreso del Partido. Como tampoco creo que los negros y mulatos cubanos vivan en una sociedad racista, ni que haya que cambiar el sistema educacional y mucho menos el sistema social existente, como plantean algunos de los artículos.

Tampoco es cierta la opinión de que la sociedad cubana se vea como una sociedad blanca. Todo lo contrario. Siempre se hace énfasis en nuestras raíces africanas como un elemento importante en la formación de nuestra nacionalidad. Incluso, se toman medidas para que en todas las esferas del gobierno haya una composición étnica que se corresponda con la composición de nuestra sociedad.

También es falso que Cuba lucha por un rescate de las raíces hispanas y que en ningún momento se habla de rescatar la africanidad.

En mi opinión, no hay que rescatar ni las hispanas, ni las africanas, pues ambas están presentes en nuestra vida diaria. Incluso, más la africana que la hispana, pues en nuestro folclor están mucho más representadas las tradiciones y los bailes africanos, que los españoles.

Yo no veo como un problema la situación racial en Cuba, como para que tenga que ser tratado en la Asamblea Nacional o en el Congreso del Partido. Como tampoco creo que los negros y mulatos cubanos vivan en una sociedad racista, ni que haya que cambiar el sistema educacional y mucho menos el sistema social existente, como plantean algunos de los artículos.

En la sociedad cubana, antes de la Revolución, el racismo se manifestaba, principalmente en la burguesía y la clase media, pero a nivel de proletariado y las clases más humildes, no existían esas manifestaciones. Blancos y negros compartían como hermanos, en el trabajo, en el barrio, en la calle, en la escuela.

Al triunfar la Revolución, las clases racistas, en su inmensa mayoría, abandonaron el país, y con las campañas y las medidas adoptadas por la Revolución, desaparecieron las instituciones racistas, las costumbres discriminatorias y quedó instituida la igualdad racial.

La constitución cubana, aprobada en referéndum por casi el 98 por ciento de los votantes, plantea en su artículo 42: “La discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencias religiosas y cualquier otra lesiva a la dignidad humana está proscrita y es sancionada por la ley.

“Las instituciones del Estado educan a todos, desde la más temprana edad, en el principio de la igualdad de los seres humanos”

Por lo tanto, el Estado hace, a nivel institucional, lo que está a su alcance para garantizar que no exista discriminación racial ni de ningún tipo.

Está claro que la situación social de los ciudadanos negros, a nivel cultural, mantiene rezagos que vienen desde la esclavitud y se mantuvieron en la sociedad racista pre-revolucionaria.

Al transitar por el sistema educacional cubano, el que más se sacrifica y estudia es el que llega más lejos, sin importar el color de su piel. Lo único que nos diferencia a unos de otros es el esfuerzo personal y las condiciones morales y éticas.

La mentalidad del cubano ha ido cambiando, pero eso no se logra totalmente en unas pocas generaciones. Es un proceso lento. Pero el hecho de que queden algunas personas con mentalidad racista no significa que exista un problema de racismo en el país.

Plantearlo en esos términos es hacerle el juego a los que hacen campañas mediáticas contra la Revolución y siempre están buscando algún tema nuevo para atacarnos.

Los primeros que tienen que cambiar la mentalidad son los propios ciudadanos negros, que muchas veces se autodiscriminan, pierden su autoestima y se marginan.

A mi entender, la sociedad cubana hay que verla como un todo, con negros, blancos, mulatos y chinos. Los que se destacan en la política pueden llegar a ser altos dirigentes políticos, los que sobresalen en la economía, pueden ocupar altas posiciones en ese campo; los que se destaquen en el deporte o la cultura, serán grandes deportistas o intelectuales, sin que nadie les ponga como requisito pertenecer a una determinada raza. Ejemplos tenemos miles, no vale la pena mencionarlos.

Al transitar por el sistema educacional cubano, el que más se sacrifica y estudia es el que llega más lejos, sin importar el color de su piel. Lo único que nos diferencia a unos de otros es el esfuerzo personal y las condiciones morales y éticas.

Entonces ¿Dónde está el “problema” del racismo en Cuba? Sólo está en la mente de algunas personas.