El voto del pueblo es quien valida y la ausencia del voto, desacredita

Por Osmel Ramírez Álvarez

Madrugador vendedor de naranjas en Camaguey. Foto: Carlos Durá

HAVANA TIMES – Fue y sigue siendo un gravísimo error de muchos socialistas creer que una sociedad verdaderamente justa podría ser fruto de un modelo político no democrático. 

Obviando, (por ser un atentado a la más elemental inteligencia), esa cosa adsurda de decir que “existe una forma diferente de interpretar la democracia”, donde “diferente“ significa “sin democracia”, todavía en nuestro país pretenden por esa vía tan cuestionable salvar o preservar lo que oficialmente se nombra “la revolución”.

En estas elecciones de base del “Poder Popular”, se están eligiendo a los Delegados de Circunscripción (pedazo de un barrio), que serán los miembros de las Asambleas municipales, ya mostraron que las postulaciones no pueden ser libres completamente. Los opositores, aunque la ley no los excluye, no pueden ser candidatos, pues bloquearon de diversas formas la posibilidad real de que asistieran a las Asambleas de Candidatura.

Legalmente debe ser  “el mérito”, mayor o menor, el que decante entre posibles candidatos, no el uso de la fuerza y la propaganda política negativa en la comunidad. Lo segundo constituye una seria violación de la ley electoral vigente.

Se plantea oficialmente que este pueblo los sigue “fielmente”, entonces se supone que al leer en las autobiografías (única forma legal de propaganda en esta etapa) que un candidato es opositor, automáticamente le negarían el voto y una vez solos con su conciencia frente a la boleta dieran el esperado “SÍ” por la revolución.

Pero no se sabe por qué razón, si esa seguridad de apoyo mayoritario es constantemente esgrimida como razón para no cambiar, decidieron manchar el proceso electoral con esta adicional y prístina conducta antidemocrática. No encajan las palabras y los hechos.

Fue una oportunidad de oro para poder demostrar o refutar, en algunos sitios aislados al menos, lo que hasta ahora se discute mucho: si los actos y desfiles masivos son o no evidencia concluyente de apoyo mayoritario al Gobierno y al sistema político.

Quedó pendiente también una gran prueba para cualquier candidato opositor, eventualmente ganador: ¿serían capaces de ocupar el cargo que por ley exige un juramento público de fidelidad al sistema político cubano y a la revolución? -un punto verdaderamente polémico para las posiciones políticas divergentes.

El modelo político cubano ya es célebre por no depender del voto directo del pueblo en las posiciones políticas importantes. Solo el Delegado de Circunscripción es propuesto por los electores y elegido directamente entre dos o más opciones.

Casualmente es el cargo en Cuba más insignificante: no tiene salario, ni carro, ni oficina, ni recursos. Solo canaliza quejas y posibles soluciones o justificaciones. Del Delegado para arriba, entre más poder tiene un cuadro político-administrativo, más alejado se halla del voto popular directo.

Desfile del 1º de Mayo fernte al monumento al Ché en Santa Clara. Foto: Carlos Durá

Es cierto que esta “elección” de Delegados es cantera de las Asambleas Provinciales y Nacional con el 50% de sus miembros, pero es una Comisión de Candidatura la que realiza la selección, jamás es fruto de libres propuestas ni elección entre ellos. Y el pueblo luego no “elige”, solo aprueba una propuesta única en el caso de los Diputados.

Solo hay que fijarse que en los Consejos de Estado y de Ministros, casi todos son Diputados (en el primero todos), pero “por casualidad” pertenecen al otro 50%, al que es seleccionado por la Comisión de candidatura. ¡Ninguno es un Diputado de los elegidos como Delegado!, y por consiguiente, ¡ninguno tuvo el voto directo del pueblo! -es algo que denota graves problemas en nuestro sistema político y que impone la necesidad urgente de que sea reformado.

Cualquier sistema que se respete debe contar con elecciones visiblemente democráticas, más aún si pretende ser llamado “socialista”. A pesar del estigma que prevalece en la mente de mucha gente debido a los experimentos radicales del pasado, y algunos actuales, la democracia tiene que ser inherente al socialismo.

El socialismo sin democracia es un fraude, porque no se puede emancipar ni llevar justicia a un pueblo al que no se le respetan todos sus derechos. Que nadie se haga el inventor con este tema porque en esto si que no hay dudas: el voto del pueblo es quien valida y la ausencia del voto, desacredita.

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