Culeros desechables reciclados en Cuba

Mercedes González Amade

Mercedes González Amade

HAVANA TIMES — Ser madre es la cosa más grande que una mujer pueda lograr. Al tener un hijo deseamos darle lo mejor, pero hoy día con la economía en Cuba tan descompensada, las mujeres debemos convertirnos en magas.

Casi toda la canastilla del bebé se compra en las tiendas en divisas a un precio exorbitante teniendo en cuenta que el sueldo básico es de 250 pesos (10 cuc).

Ahora se usan los famosos culeros desechables o pamper. A simple vista pudiéramos pensar que son una ayuda inmensa pues nos ahorran tiempo, energías y principalmente dinero; aunque la cosa no es tan sencilla.

Mientras el bebé es pequeño sí da resultado: cuando la talla es chica el paquete trae de 20 a 30 culeros; según aumenta la talla aumenta el precio y disminuye la calidad.

Si el niño es como el mío, que con dos meses de nacido pesaba como uno de cuatro meses, el bolsillo se afecta considerablemente. Por eso las cubanas acudimos a la ingeniosidad que nos caracteriza: reciclamos para poder ahorrar.

Les cuento cómo lo hacemos.

El culero ya usado por el niño se abre, se le quita el relleno, se lava lo que queda y se pone a secar. Una vez seco, por donde se le sacó lo que comúnmente también llamamos “tripa” (el relleno), se introducen dos culeros de tela doblados en cuatro y, si por casualidad la parte que antes tenía el pegolín pierde su efecto, usamos dos alfileres.

Se puede hacer esto las veces que el culero aguante el lavado y secado. A veces en las tiendas venden las famosas “tripas”, pero como son tan demandadas enseguida se agotan.

Las nuevas “tripas” de tela que sustituyen a las antiguas, son fáciles de lavar cuando se ensucian.

Podría asegurar que este método es utilizado por el 90% de las mujeres cubanas.

Es muy cómodo saber que el niño está protegido, solo hay que tener presente que en cuanto la criatura empiece a caminar y hablar, se le debe retirar el culero para que pierda la costumbre y adquiera control del esfínter.

Por desgracia no todas pensamos igual, he visto niños de hasta dos años con culeros.

Yo también los usé con mi hijo, pero en cuanto cumplió los nueve meses se los retiré y usaba los de tela o calzoncillos pequeños.

Con mucha paciencia y empeño Carlos dejó de orinarse encima a los diez meses, así me ahorré un buen dinero. En la actualidad tiene once años y aún conservo culeros de tela de esa época.

Articulos recientes:

  • Foto del dia
  • Mundo
  • Noticias

Lake Sabrina, California, EUA – Foto del día

Jodie Newell de Estados Unidos tomó nuestra foto del día: "Lake Sabrina" en California, EUA.

  • Cuba
  • Opinión

Discurso deshumanizante y represión en Cuba

En Cuba, el discurso oficial de intolerancia se entrelaza directamente con la deshumanización de aquellos…

  • Nicaragua
  • Noticias

Una caravana cultural para los nicas en Estados Unidos

El grupo folclórico Malinche se unió a Carlos Mejía Godoy y TrovAzul para presentaciones en…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.