Cuba por dentro

Osmel Ramírez Álvarez

El buen masaje. Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — Hay cosas de la vida cotidiana que describen mejor a un país que cualquier analista económico o político. El día a día del cubano es muy duro e incierto, estresante y monótono. Por suerte no hay mucha violencia ni hay que pagar la escuela o el hospital, porque de ser así sería un infierno realmente.

Si trabajas para el Gobierno cobras poco, casi nada, pero en cambio “luchas” lo que puedes para sobrevivir y compensar. Todos roban algo: comida, cemento, una pieza, un pedazo de tubo, cualquier cosa que se pueda vender en el mercado negro y sumarle algo al deficiente salario.

Robar en Cuba es solo cuando el afectado es un particular o te metes furtivamente en una propiedad estatal. Normalmente tomar lo del Estado se le considera “luchar”.

Los que no tienen recursos a mano se roban el tiempo. Dan sus vueltecitas en busca de cualquier cosa para un negocio alternativo, de algo barato que se pueda revender, arreglan uñas o trafican influencias con otros empleados para resolver problemas mutuos.

Los jefes tienen que hacerse de la vista gorda y dejar que los empleados “luchen”, porque si los aprietan se van y si se van hay que poner a otros con iguales necesidades de cobrar o robar.

Un trabajador cubano no llega a su empresa en busca de sus tareas más urgentes, llega oteando de un lado a otro para ver qué se puede llevar ese día, qué cuento le mete al jefe para que le dé esto o aquello o lo deje salir más temprano para un invento. Ningún país puede avanzar así, es una gran locura este sistema económico.

Quisieron recortar las plantillas infladas, pero fue imposible en la práctica. Se toparon con miles de obstáculos insalvables en la dinámica propia del sistema.

Un ejemplo: en una tienda de canasta básica hay como 10 trabajadores topándose unos con otros y aun estando dos o tres ociosos, no te pueden atender, porque el que vende lo que tú quieres está en el baño. O incluso habiendo cola (fila) se tardan demasiado pues llevan varios controles supuestamente para evitar el robo. Al cliente que lo parta un rayo y si reclamas te tragan.

Otro ejemplo: una empresa cubana que produce una mercancía (x) puede estar abarrotada ya que el cliente planificado falló, sin embargo no puede vender a otra empresa fuera del plan, aunque esté interesada. Para que se autorice son necesarios decenas de trámites en los organismos superiores. Demoran tanto y llevan tamaño esfuerzo que nadie lo hace. Simplemente se estanca el comercio.

Esa misma empresa necesita servicios que rara vez se satisfacen por las vías autorizadas. Si no lo haces por la izquierda no produces; si no produces no cumples; si no cumples te botan por inepto; si te votan por inepto, adiós el tráfico de influencias y el carrito que te toca por ser jefe. Así andan las cosas.

Foto: Juan Suárez

Un empleado de una cafetería estatal gana menos de 10 pesos en 8 horas de trabajo, y un refresco de cola enlatado, de los que vende, también cuesta 10 pesos. Es decir, trabaja todo el día por un refresco. Ni en el medioevo, ni en la Inglaterra del siglo XVIII, se ganó tan poco. Si se le cae una cerveza al piso y se rompe, tiene que trabajar dos días para pagarla, ya que cuesta 20 pesos. Pregúntese usted mismo si ese trabajador no tiene la obligación de robar.

Es aberrante e ilógico, un verdadero atentado al sentido común. En Cuba todo ha subido de precio, menos la fuerza de trabajo. Está depreciada por completo. El sector privado paga mejor, pero también es poco. Todo va en contra del hombre que trabaja.

Es por eso que el cubano cuando llega a los EUA y prueba trabajar por dinero de verdad y cobrar algo significativo por lo que hace, se vuelve loco y se consigue dos o tres empleos al mismo tiempo. Descansar le parece un desperdicio. Poco a poco se aclimata, pero es un cambio muy brusco.

No sé quién es el que saca las cuentas en Cuba y cree que no pagarle bien a la gente es negocio. El trabajador cuando resuelve su vida con el salario, cuida el empleo y por supuesto, no roba.

Cualquier manual de organización empresarial recomienda para un funcionamiento exitoso, comprometer a los trabajadores con el objetivo de la organización. No por gusto la mayoría de nuestras empresas son ineficientes y las que parecen funcionar bien, es sobre la base de privilegios y monopolios.

Pero basta de retratos feos por hoy. Son episodios muy cotidianos, verdaderamente lamentables y deprimen a los buenos patriotas que sufrimos por Cuba. Menos mal que los cubanos inventamos y nos la ingeniamos para resolver el día a día, aunque sea por los pelos.

A pesar de todo, no debemos perder la fe. Llegará el día en que podamos prosperar honradamente en esta preciosa Isla que nos vio nacer, en que nuestro trabajo sea respetado y bien remunerado. Seguro que lo conseguiremos, más temprano que tarde.

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