Conceptualización de Cuba: un asunto para todos los cubanos

Rogelio Manuel Díaz Moreno

HAVANA TIMES — En un par de ocasiones oficiales, la dirigencia cubana ha mencionado, sin hacer mucho énfasis en el asunto, la llamada Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista. Según lo que se puede inferir, el gobierno ha montado algunas misteriosas comisiones que trabajan en lo que entiendan que eso signifique.

Puede parecer una información más bien escueta, pero se puede colocar en un contexto que la reviste de una fuerte significación. Se conoce que el presidente Raúl Castro expresó que el sistema vigente hasta hace poco, había llevado al país “al borde del abismo” (sic). Que su gobierno aplica, entonces, un programa de reformas que han transformado la faz de este país y que ha producido cambios económicos y sociales como no se concebía hace unos pocos años.

Se tiene la referencia del proyecto de los Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. Se puede evocar, asimismo, toda la discusión alrededor de la necesidad o no de cambiar la Constitución de 1976 y retocada en 1992 y 2001. Y todo esto, antes de llegar a los anuncios del pasado 17 de diciembre con los acuerdos Castro-Obama.

Así que no cuesta nada imaginarse que un equipo de tecnócratas, militares y otros personeros de mucha confianza de Raúl, llevan reunidos cierto tiempo, cocinando los pilares ideológicos, económicos y políticos del sistema que madura poco a poco en este país. Ya yo emití mis más resueltas condenas contra esta maniobra, antidemocrática por excelencia, y pienso que no está de más reiterar las exigencias mínimas que pienso que el gobierno debe responder, y que plasmé en un material anterior:

1- Explicar detalladamente cómo llegaron a la decisión de definir la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, qué necesidad apreciaron de realizar este proceso y el orden que siguen en su proceso de reformas.

2- Que se revele la composición de las comisiones que han realizado hasta ahora las labores correspondientes con estos procesos. Que dichas comisiones pongan a disposición de todos los interesados, la información recopilada y los análisis realizados sobre ella, así como cualquier otro resultado de ese trabajo alcanzado hasta ahora.

3- Que se respete un proceso de consulta popular, democrático y representativo de toda la ciudadanía con el objetivo, en primer lugar, de si resulta oportuno este proceso –que no es otra cosa que el prólogo para establecer, en una nueva Constitución, los principios y aspiraciones que regirán a nuestra nación–; en segundo lugar, el proceso asambleario de redacción de la Constitución en sí mismo.

Más allá de esto, considero urgente que toda la ciudadanía preocupada por el destino de sus vidas y su país, tome cartas en el asunto de las más variadas maneras. Éntrese y particípese en el tema, córrase a las plazas, las ágoras, a cada lugar público, al ciberespacio. Toda institución laboral, centro de estudios, comunidad, debe ser un lugar de donde surja, libre, participativo, democráticamente, el criterio que forme el futuro de la nación.

Me propongo usar este sitio y cuantos más se pongan a mi alcance, para promover esta posición. Invito, animo, conmino, a todas las personas de buena voluntad a hacer uso de sus derechos cívicos y humanos en esta ocasión delicadísima, e irrecuperable. Si existe una toma de conciencia, si se produce el contagio de esta preocupación y se extiende la voluntad de influir cada ciudadano con su criterio, con su resolución, habrá una posibilidad de rescatar este proceso de la Conceptualización, de las manos de quienes lo mantienen, por el momento, secuestrado.

En un debate de este calibre, cada persona debe confiar en que le será respetado su sagrado derecho a la libertad de expresarse, a cuestionar, preguntar y proponer responsablemente. Con el adverbio, indico la única limitación que defiendo: sin discursos de odio ni discriminaciones. Pero si estas discusiones han de darse y tener algún sentido, en todo lo demás cada cual deberá sentirse seguro de contradecir, si su conciencia se lo aconseja, cualquier convicción o principio que exponga otra persona. Sin que ello signifique conmoción alguna, sino simplemente el contraste de opiniones diversas, que han de encontrarse en la búsqueda de un consenso constructivo.

En tales espacios, sin duda serán bien defendidos un número de ideales que han caracterizado al Observatorio Crítico: el afán de emancipación en todos los espacios de la vida; la solidaridad e igualdad entre las personas; los principios de respeto a la soberanía de los pueblos; el respeto y el cuidado del medio ambiente, entre otros.

Con toda certeza, sería necesario un análisis popular sobre un número de términos cuyo uso y abuso pesa hoy sobremanera. Socialismo, anticapitalismo, antiimperialismo, revolución, son algunas de estas palabras. Lamentablemente, no despiertan otra cosa que recelo en muchas personas que los han escuchado hasta la saciedad con los oídos, pero visto no tanto con los ojos. Repito, fue Raúl Castro el que dijo, personalmente en persona, que nuestra sociedad estaba “al borde del abismo”.

Libertad de expresión, democracia, sociedad civil, derecho a la información, propiedad, explotación, etc., constituirán otro conjunto clave. Sería ideal que se volvieran familiares sus definiciones precisas, científicas, despojadas de manipulaciones interesadas de uno u otro bando, enmarcadas en los contextos históricos particular y general. Saber que, en manos de los pueblos, algunos preceptos son conquistas en vez de amenazas, cimentará la vía para el desarrollo y la prosperidad de la nación. Reconocer socialmente los elementos egoístas y reaccionarios de otros, permitirá anularles sus peores efectos.

Si un partido político, o más de uno, deben desempeñar algún rol en la sociedad, no podrá escapar del examen crítico del pueblo. Qué condiciones le (o les) otorgaría alguna potestad para actuar en la política, y cómo; y qué salvaguardas tendría la sociedad contra el abuso del poder y la corrupción de una fuerza organizada partidariamente.

Una Conceptualización redactada en secreto por un equipo al servicio de un interés específico, jamás podrá reclamar legitimidad ante la nación. Sirva este panfletillo como introducción, como invitación, a la participación en una Conceptualización popular, nacional y democrática: en las antípodas de la que hoy se nos prepara.
——
Fotos: Elio Delgado Valdés

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