Venezuela bajo amenaza fascista

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES — No es exageración mía, ya la derecha venezolana ha presentado credenciales de fascista en varias ocasiones, y ahora vuelve a la carga, con un plan recientemente frustrado de golpe de estado y asesinato del Presidente de la nación.

Pero lo más preocupante no es precisamente el carácter fascistoide de todos esos que están desesperados por reconquistar sus prebendas para poder repartirse entre ellos la renta petrolera, que hoy se invierte en mejorar las condiciones de vida del pueblo humilde venezolano, que ha sufrido 200 años de olvido y abandono.

Lo más preocupante es que reciben el apoyo moral y material de la potencia imperial que dice defender la democracia. ¿Acaso es democrático lo que están haciendo contra un gobierno legalmente constituido y elegido democráticamente por el pueblo? ¿Acaso es democracia las llamadas guarimbas y el asesinato de más de 40 personas leales al gobierno? ¿Acaso es democracia la guerra económica, el acaparamiento de productos y el desabastecimiento de los mercados para desestabilizar al gobierno?

No podemos olvidar el golpe de estado perpetrado en abril de 2002 contra el presidente Hugo Chávez, con el total apoyo de Washington, y que gracias a la intervención del pueblo y las Fuerzas Armadas leales al Presidente y defensoras de la legalidad y la democracia, fue derrotado y restituido el gobierno legítimamente elegido por el pueblo.

Es necesario recordar las medidas fascistas del golpismo y las atrocidades cometidas, sin que La Casa Blanca, el Departamento de Estado o la embajada de Estados Unidos en Caracas emitieran un juicio de condena. Todo lo contrario, los golpistas recibieron el respaldo de Washington para seguir adelante con sus planes.

Todavía recuerdo las imágenes de las hordas fascistas atacando la embajada cubana en Caracas, guiadas por el ex -candidato a la presidencia Enrique Capriles.

Esos son los elementos que han perdido las elecciones en varias oportunidades y ahora están apostando al golpe de estado, nuevamente, para hacerse del poder de forma ilegal y echar abajo todos los programas desarrollados por la Revolución Bolivariana en beneficio del pueblo, tales como salud y educación gratis para todos, masiva construcción de viviendas para dotar de una vivienda digna a todos los venezolanos, programas de desarrollo deportivo y cultural, por solo citar algunos.

Para allanar el camino hacia el golpe fascista, han venido llevando a cabo una guerra económica, creando desabastecimiento de productos en los mercados para echarle la culpa al gobierno y crear confusión en la población mediante una intensa campaña mediática cargada de mentiras, como acostumbran hacer siempre los medios al servicio de la oligarquía y el imperialismo.

Han tratado de seguir el mismo guión aplicado en otros países como Libia, Siria y Ucrania: crear desorden público para acusar al gobierno de represión y dictar sanciones económicas para debilitarlo y apoyar a los que crean los desórdenes, como si ese fuera el método político correcto de la llamada democracia representativa.

Derrocar por métodos violentos a un gobierno que ha sido elegido por el pueblo, jamás podrá traer buenas consecuencias. Sólo hay que ver la historia reciente de los países donde se han aplicado esas recetas.

Sembrar el caos en Venezuela no le conviene a nadie, ni siquiera a Estados Unidos, que ha apoyado los desórdenes y los intentos de golpe de estado. Pero tampoco lo va a permitir el pueblo revolucionario venezolano, que está preparado para vencer, como lo ha hecho ya otras veces, a la amenaza fascista.