Por Onaí
HAVANA TIMES – Uno de los eventos mediáticos, que más se ventilan en la actualidad en latinoamérica y el mundo, es la participación en el Record Guinness del Sistema Nacional de Orquestas de Venezuela. Para esto llevaron a escena a más de 12 mil músicos y músicas de todas las edades, quienes entonaron una obra magistral, la “Marcha Eslava” de Tchaikovsky, en una actividad cultural para demostrar capacidad de coordinación musical a grandes dimensiones, única en el mundo.
Esto generó, sin lugar a dudas, diversas reacciones de los venezolanos dentro y fuera del país. Nostalgia, orgullo, emoción, respeto, rabia y a la vez una gran impotencia, ya que, paralelamente a este magnánimo evento, la realidad social y económica de nuestro país es total e increíblemente paupérrima. Desesperante, triste.
En Venezuela, una población de más del 80%, avanza a pasos acelerados hacia la pobreza extrema, sin garantía a los derechos fundamentales. Un salario mínimo de 2 dólares, con el cual solo alcanza para 2 productos de la canasta básica a duras penas.
Quizá sea esta la verdadera característica a tomar en cuenta por la directiva del libro de Records Guinness. Así podríamos concursar por ser el país más rico de latinoamérica, con la corrupción política más salvaje, y con el salario mínimo a trabajadores y trabajadoras más miserable del mundo.
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