Un viaje en astro, o un viaje atroz

Dariela Aquique

HAVANA TIMES — El asunto de la transportación de pasajeros en Cuba, es una de las principales asignaturas pendientes. Entre tantas cosas que no funcionan o que funcionan mal, el transporte público califica para uno de los primeros lugares en la escala de ineficacia.

Pero si terrible es el servicio del traslado público local habría que adjetivar de desastroso al de tramos largos, conocido como interprovincial. Los ómnibus bajo la promoción Astro, iniciaron desde hace ya algunos años esta prestación a la población.

Bajo la propaganda de una utilidad de excelencia, que brindaría a los viajeros servicio de proyección de audiovisuales, climatización, caja de agua potable fría y servicio sanitario, así como puntualidad en los horarios de salida y llegada a los lugares de destino, y… “toda una confortable travesía”, justificaba el alto precio de los boletos con respecto a la tasa salarial.

Desde hace ya bastante tiempo los beneficios de estos viajes, dejaron de funcionar. Salvo la climatización,  ningún otro servicio se presta. Los baños están clausurados. Los equipos reproductores de videos están rotos. Las cajas de agua están averiadas. Las salidas y arribo son bastante imprecisas.

Bastante molesto, si tenemos en cuenta que el trayecto (Santiago-Habana, por ejemplo) es de alrededor de 13 a 14 horas. Pero que pueden convertirse en 18 o 20, o más, si hay algún contratiempo. Pero el costo de los pasajes sigue siendo el mismo.

Mi reciente viaje a la capital, de ida y vuelta fue en un ómnibus Astro. En primer lugar porque me resultaba más económico que el avión (y que en este también puedes encontrar muchos percances).Y en segundo porque supuestamente haría un viaje más rápido que el tren (el que también es un desastre).

De camino para allá fue bien, salvo las inconveniencias de todo lo que ya expliqué que no funciona. Pero como era demasiado bueno para ser verdad, de regreso se vino la fatalidad sobre mis co-viajantes y yo.

Apenas a 10 km de la ciudad de La Habana, explotó una goma trasera. El aire acondicionado fue apagado de inmediato, porque el chofer explicó que no podía gastarse el combustible. Por suerte estábamos próximos a un puente, todo bajamos del carro y no tuvimos que padecer bajo el sol.

En más de una ocasión tuvimos que prestarle nuestros móviles al chofer para que comunicara con la base, porque según él no tenía medios para hacerlo. Desde la 1.00 hasta la 5.30 de la tarde, estuvimos esperando al equipo de reparación.

Hicieron lo suyo bajo protesta y con toda la calma del mundo, diciendo además que no había carros para hacer trasbordo. Cuando logramos salir de aquel lugar, estábamos todos exhaustos y hambrientos. Y algunos hasta con urgentes necesidades fisiológicas.

Alguien preguntó al chofer, si esta contrariedad no implicaba una indemnización en el costo del pasaje. A lo que este contestó con cierto sarcasmo: estamos en Cuba.

Y así las cosas, siempre lo mismo y nada pasa, estamos en Cuba, es la respuesta ante todo lo que está mal, Ahí les van unas fotos. Debieran de cambiarle el nombre, de viaje en Astro, a viaje Atroz.

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