Un cubano de a pie 15 años mirando China (I)

Por Dmitri Prieto
y Yusimí Rodríguez                            

Isidro Estrada en China.

HAVANA TIMES — Isidro Estrada es uno de los más fieles y activos lectores de HT. En 1995 viajó a China por primera vez, por un contrato entre Prensa Latina y la Agencia Xinhua para corregir noticias en español. Tras seis años de trabajo regresó a Cuba, pero en el 2005 volvió a China por su cuenta.

Ha trabajado en la versión digital de Beijing Informa*, la Revista Cubanow, Pueblo en Línea y Radio Internacional de China, y actualmente en la Televisión. Ha vivido quince años en RPCh y ahora reside en Beijing con su esposa china. Esta entrevista se realizó durante su viaje a Cuba a finales del 2013.

Yusimí: Afirmó que para los chinos resulta difícil aceptar a los extranjeros como iguales, aunque hayan vivido allí mucho tiempo.

Isidro: China significa “imperio del centro”. Por mucho tiempo para ellos existían China y el resto del mundo. Con la guerra del opio y luego con la invasión japonesa, perdieron territorio, China fue sometida y humillada. El movimiento del 5 de mayo de 1919 está muy relacionado con el renacimiento del espíritu nacionalista chino; esto conllevaba cierto rechazo al extranjero.

Los japoneses propiciaron un pequeño holocausto. Así lo recuerdan los chinos, y los políticos aún recurren a esto. Eso moldea las relaciones del país con el resto del mundo, específicamente con Japón.

Yusimí: ¿Cómo ven a los cubanos?

Isidro: Cuba no era nada para China antes de 1959. Cuando Fidel anunció en la Plaza de la Revolución la decisión de reconocer a la China comunista y romper relaciones diplomáticas con Taiwán, adquirimos importancia ideológica y estratégica, por estar a las puertas de Estados Unidos. Hubo un acercamiento en los primeros años de la Revolución, recibimos mucha ayuda de ellos, aunque Cuba no los apoyó cuando se distanciaron de la URSS. Luego vino el enfriamiento por cuestiones comerciales: Fidel propuso un intercambio de una libra de arroz por dos de azúcar, ellos no aceptaron. Durante la Guerra Fría estuvimos en bandos opuestos. El enfriamiento duró casi hasta 1983, pero la amistad regresó tras los sucesos de Tiannamén. Cuba fue de los pocos países que no condenó a China.

Ahora nos ven con simpatía y cierta condescendencia. Cuando vienen dicen: “Esto es como China antes de la apertura”. Nos ven muy pobres e indisciplinados; dicen que necesitamos algo así como una cura de caballo.

Dmitri: ¿En qué consistiría?

Isidro: Una reforma al estilo chino, allá significó millones de gente para la calle, sin acceso a nada. Dicen que Cuba debe abrirse al mercado; o sea, al chino. Una empresaria me decía que si Cuba no se abre al mercado chino, tendrá que abrirse al norteamericano, como hace cien años.

Yusimí: Usted contó que tuvo problemas con la Western Union en China para enviar dinero a su hijo.

Isidro: Desde la última vez que EUA nos incluyó en la lista de países terroristas, las agencias que tengan contacto con EUA en China nos miran atravesado por tener pasaporte cubano. Por la Western había enviado dinero antes sin problemas; esta vez me dijeron, muy decentemente, que por regulaciones del Departamento del Tesoro Norteamericano no podían ofrecerme el servicio. Lo intenté con banco donde recibo mi sueldo. Aparentemente se había enviado, pero me llamaron a casa para decir que había un problema. No entendían cuál, pero sabían que estaba relacionado con los EUA.

Yusimí: ¿Estos incidentes no contradicen las relaciones entre nuestros países?

Isidro: No. China quiere buenas relaciones con todo el mundo, sin importar que sea comunista, capitalista o feudalista. Se quitaron el velo ideológico. Quieren buenas relaciones con Cuba, pero mejores las quieren con EUA. Donde EUA dice no, muy pocos pueden decir sí, incluyendo China. Es algo que siempre discuto en el foro, especialmente con quienes viven en Miami. Los cubanos en China somos una prueba de la extraterritorialidad del embargo: a todos nos niegan crédito, tarjetas, envíos de dinero. La comunidad cubana allí incluye gente a favor del gobierno cubano, disidentes y gente que no está en nada.

Yusimí: ¿En cuál se incluye usted?

Isidro: Hace meses, la respuesta del periodista Reynaldo Escobar a una pregunta similar fue: “soy un ciudadano independiente”. Yo también. No pertenezco al Partido ni a nada, aunque me inclino hacia la izquierda. Creo que la Revolución hizo muchas cosas favorables por mucha gente como yo, que vengo de una familia muy humilde. Pero también hay muchas con las que no estoy de acuerdo. Lo que más detesto son los absolutos, especialmente tras vivir tanto tiempo en China y haberla visto cambiar tanto.

Isidro Estrada en La Habana en diciembre de 2013.

Dmitri: ¿Cómo influye, o no, lo que en occidente llamamos cultura china en la China actual? ¿Hasta qué punto son los chinos iguales o diferentes del resto del mundo en su cotidianeidad?

Isidro: Casi todos los que llevamos mucho tiempo allí, coincidimos en que China no es un país sino una multiplicidad de países y mundos. Son 1300 millones de habitantes; 56 etnias, cada una con sus características y lengua. En las regiones del oriente y sur oriente, hay ciudades que pueden competir con Nueva York; en el centro y el occidente hay lugares tan pobres como Burundi.

Diría que la singularidad está en el Confucianismo. Aunque fue muy denostado por Mao, hoy es un ingrediente esencial de la vida china. Confucio defendía la verticalidad de los gobernantes a los gobernados, como intenta establecer hoy el gobierno. Están muy imbuidos del concepto de democracia vertical, creen posible construirla de arriba hacia abajo. Dicen: “siendo condescendientes, justos, magnánimos, honestos (todos principios confucianos) podemos lograr que el gobernado se sienta a gusto y no reclame el fin del gobierno”.

Yusimí: ¿Y si lo reclama?

Isidro: Dicen que el gobernado está en todo su derecho. Existen los peticionarios, gente con alguna queja que no es atendida por el gobierno local; van a reclamar justicia a Pekín, ante el gobierno central, incluso a pie, como en el feudalismo. Los gobiernos locales hacen lo imposible porque ese peticionario no llegue al gobierno central, ha habido incluso muertos.

Dmitri: O sea, eso puede ser eficiente.

Isidro: Para el modelo chino, sí. Consideran que sin estabilidad no hay país. Están dispuestos a hacer graduales concesiones para parecerse a un «país normal», pero no copiarán el modelo occidental. No se concibe una protesta como la de Tiannamén. Han creado mecanismos para que no ocurra.

Dmitri: ¿Qué pasa con esa otra gran corriente espiritual y filosófica china, tan diferente del Confucianismo: el Taoismo?

Isidro: La preeminencia está en el Confucianismo. El Taoísmo se asocia más a la religión. Por ejemplo, muchos miembros del Partido Comunista rezan en templos taoístas.

Yusimi: ¿El Partido no prohíbe la religión?

Isidro: No. La controla. No hay relación con el Vaticano. Allá el Papa no es nadie. La Iglesia Católica es la Iglesia Patriótica China. El gobierno nombra a los obispos católicos, e incluso al sucesor del Dalai-Lama.

Confucio se enseña en las escuelas. No creo que sea importante si la persona es religiosa o no. Hay más libertad que en años previos para aferrarse a lo que cada cual quiera para vivir.

Dmitri: ¿Cómo interactúan el pensamiento histórico y la visión reflexionada de la vida chinos, con la vida moderna? En Rusia, la gente ahora lee mucho sobre el pasado ruso y sus héroes. ¿Es parecido en China?

Isidro: Sí. Muchos jóvenes menores de cuarenta años buscan las leyendas de las épocas de las dinastías y se recrean en ellas, porque no encuentran realización espiritual en la época actual.

Dmitri: ¿Son los mismos jóvenes que realizan negocios y pasan horas en Internet?

Isidro: Exacto. Hacen negocios durante 24 horas pero carecen del sustento espiritual. Una empresaria china me dice: “Cuba tiene tres varas de hambre, pero ustedes tienen un sustento en la vida que nosotros no tenemos. Incluso cuando somos ricos, nos vaciamos. El cubano, aunque sufre, siempre tiene un recurso en el alma que le permite ir más allá de la miseria. El chino carece de ese anclaje espiritual”. Esta carrera contra el tiempo por enriquecerse tiene su secuela, fundamentalmente en el campo de la ética y la espiritualidad. Veo gente que maneja un BMW o un Mercedes, pero tiene una vida muy vacía y son los que se suicidan. No tengo las estadísticas, pero ha habido casos difundidos por los medios.

Dmitri: ¿Esta contradicción entre tradición y mundo de la modernidad ocurre igual o difiere en otros países de Asia que se modernizaron recientemente como Japón, Corea, Vietnam…?

Isidro: La particularidad china está en la ideología: el Maoísmo ha gravitado por más tiempo de la cuenta, casi siempre para mal. La generación de mis suegros no tuvo vida, vivían en función de una campaña política tras otra. Los matrimonios pasaban mucho tiempo separados. Eso dejó una secuela de gente sin alma que estuvo todo el tiempo sometida a un bombardeo ideológico sin espacio para realizarse como individualidad.

Continuará…

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