Quieren desaparecer la memoria de mi padre

Dirán algunos que son ideas tontas e irrealizables, pero son mis ideas y me gusta que me las respeten.  -Roberto Arias Gómez, prisión Combinado del Este, La Habana, 18/11/1992

Roberto Arias Gómez

HAVANA TIMES – Después de su segunda visita a Sicilia en 2016, Marialys Arias Laffita reclamó a la justicia cubana la revisión de la causa 7/1992 radicada contra su padre Roberto Arias Gómez, sancionado finalmente a dos años de privación de libertad por el delito de “Propaganda Enemiga”. La última respuesta documentada dice que el expediente fue destruido en 2014 por mal estado de conservación.

Lea la primera parte: El caso de mi padre, crimen de lesa humanidad 

El padre esperó 18 meses preso con el máximo rigor para finalmente ser juzgado y sancionado. Entonces Marialys era una chica de escasos 13-14 años, guardó celosamente las cartas enviadas por el papá desde la cárcel, de aquellos traumáticos tiempos recuerda:

“Dicen que ellos, él y su amigo Paito, llamado Lázaro Márquez, escribieron y colocaron a la vista pública un cartel con el texto ¡Abajo Fidel!, diversos testimonios, incluido el de mi padre reiteran que jamás presentaron prueba alguna del referido escrito en el juicio oral. Mi padre siempre me dijo que era totalmente inocente de todo lo que se le acusaba.”

HT: Cuenta los complejos caminos de la reclamación

“Comencé en la Fiscalía Municipal de Nueva Gerona, Isla de la Juventud, porque allí vivíamos y allí finalmente lo juzgaro. El caso llegó hasta los órganos superiores del país, incluyendo el Tribunal Supremo que dictaminó la posibilidad de reabrirlo si aparecían nuevas evidencias, junto a la presentación de la sentencia firme dictada contra mi papá y su compañero de causa.”

Después de estudiar la abundante documentación relacionada con el nuevo proceso, tal parece que el sistema judicial cubano está jugando a las escondidas, por un lado afirman la opción de revisar la causa, por otro, cuando Marialys reclama copia de la sentencia firme, la fiscalía del  municipio especial Isla de la Juventud—antigua Isla de Pinos—declara que ese expediente fue destruido en 2014. Así de simple, la persona llamada Roberto Arias Gómez no existió para la “justicia socialista cubana.”

Roberto no existe pero la causa se reconoce

HT: ¿Cuál es tu experiencia del contacto con la fiscalía de la Isla?

“Formalmente buena atención. Inclusive sentí discreta solidaridad de una fiscal joven que confirmó el hecho de mi total desacuerdo con lo ocurrido. Sin embargo, nada cambió, la sentencia no aparece. Después de asesorarme con un abogado reclamé que el texto de respuesta no cumplía los requisitos legales, pues la firma y cuños aparecían en otra hoja ni  siquiera foliada.”

¿Cómo terminó el asunto?

“Increíble si se conocen los procedimientos típicos de cualquier fiscalía, especialmente la de nuestro país. Volvieron a elaborar el documento, nada cambiaron, pero lo habitual era citarme a sus oficinas y entregármelo allí con el debido registro escrito, sucedió que la fiscal jefe de la  Isla de la Juventud , Ivette Guerra Ramírez, se tomó la “amabilidad” de llevarme el nuevo documento hasta la puerta del hotelito La Cubana, donde yo estaba hospedada.”

Queda por saber quién ordenó destruir un documento legal de tanta importancia, le resta a Marialys la opción de una demanda ante los órganos competentes por ese asunto trascendente que resuma irresponsabilidad y/o premeditada resolución de intentar borrar lo que, sin duda, fue una gran injusticia.

Cuando el 18 de noviembre de 1991 detuvieron a Roberto Arias Gómez, no hubo evidencias directas contra su persona sobre el supuesto cartel ¡Abajo Fidel!, tampoco pertenecía a organización opositora alguna, jamás visitó embajadas en Cuba ni mantuvo relaciones con personas nacionales o extranjeras que pudieran considerarse al servicio de otra nación en calidad de espías. Esperó 18 meses para recibir una sentencia de la cual dice su hija:

“Reclamo, primero, porque lo sancionaron sin pruebas, sencillamente por sus ideas, de las cuales hablan las cartas que me enviaba desde la prisión, especialmente recuerdo la vísperas de mis quince años. Segundo, porque estando probadamente enfermo del corazón, grave, no tuvieron compasión con él. Ese encarcelamiento deterioró su salud al punto de llevarlo a la muerte a los 42 años. Un crimen de lesa humanidad.”

De aquella carta reproducimos un fragmento que dice:

“Tengo derecho como hombre a la libertad plena, de expresión, de ideas. Así yo respeto las ideas de los demás. Todo hombre tiene derecho a cambiar de ideas y eso no es vergonzoso; lo que sí es vergonzoso es no tener ideas para cambiar.”

Tengo el derecho como hombre a la libertad plena, de expresión, de ideas. Así yo respeto las ideas de los demás. No aspiro a otra cosa. Todo hombre tiene derecho a cambiar de ideas y que esto no es vergonzoso, que lo que sí es vergonzoso es no tener ideas para cambiar.

HT: ¿Por último, confías en la justicia cubana?

“Seguiré reclamando, cada respuesta, aunque sea insatisfactoria para mí, los hunde a ellos, a las autoridades, en la ignominia, y acrecienta los valores por los cuales mi padre murió. Perdí a mi padre en 1996 y lo recuperé 20 años después cuando recordé y rearmé su historia.”
——
Vicente Morín Aguado:  ememultiplicada@nauta.cu

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