Como en el cuerpo de un cisne

Yusimí Rodríguez

Giselle Odette.

HAVANA TIMES — Odette se sienta frente a mí con las piernas cruzadas y una sonrisa que me invita a preguntarle lo que quiera. Es pequeña, con piel morena y la figura que describimos como “criollita de Wilson”. Lleva jeans, camiseta y zapatos sport, pero prefiere sayas cortas y tacones. Sus ademanes delicados y su disgusto por no lucir “bien linda” como otras veces, me hacen sentir desaliñada y poco femenina, y olvidar que entre las piernas de Odette hay genitales masculinos.

Odette: Siempre me sentí incómoda dentro de este cuerpo; al principio pensé que era como cualquier muchacho afeminado.

HT: ¿Cómo fue tu vida de varón?

Odette: Tenía complejos porque era bajito, con nalgas grandes, el pene pequeño, tartamudeaba. Me bañaba en calzoncillos. Temía que los otros varones me vieran como homosexual y me violaran.

Pero fui una persona intachable: cuadro de la Unión de Jóvenes Comunistas, pasé el servicio militar con honores.

Estudié dos carreras universitarias. Llegué al cuarto año de medicina y al quinto de farmacia. Paré, para que el título no saliera con el nombre masculino. Además, tuve un problema en la farmacia del Hospital Fajardo, que involucró una investigación del DTI. Bajé unos medicamentos sin la receta, porque el muchacho que me la iba a hacer, lo olvidó y me agarraron con ellos. Me invalidaron cuatro años de trabajo allí. Los medicamentos eran para mi madre.

A los dieciocho años tomé hormonas por primera vez, pero mi cuerpo no cambiaba e intenté suicidarme. Luego, seguí viviendo como varón, contra mi voluntad, hasta los veintisiete. Era muy musculoso; hacía muchos ejercicios físicos, aún tengo un abdomen fuerte.  Me costó trabajo feminizarme. Ocho meses después de estar tomando hormonas, aún lucía muy masculino.

HT: ¿Tus senos son implantes o resultado de las hormonas?

Odette: Las hormonas. Pero son pequeños y eso me aflige. Como mujer quisiera tenerlos bien grandes.

HT: ¿Las hormonas te han ayudado con la nuez de Adán?

Odette: Nunca la tuve pronunciada. En cambio, me sale mucho vello facial y debo rasurarme a diario. Las hormonas hacen el vello más fino.

Las manos de Odette son pequeñas y delicadas. Lucen femeninas a pesar de que sus uñas son cortas, pero las mira inconforme.

Odette: Las hormonas me debilitan las uñas y no crecen. Debo usar postizas.

Aparentemente, la vida y las preocupaciones de Odette son las de cualquier transexual que se siente una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre. Pero a diferencia de otras, a ella le atraen las mujeres. 

Odette: Al criarme como varón y estar obligado a tener novias, llegó a gustarme mi propio sexo. No me gustan las mujeres como a los hombres, sino como a una mujer. Mientras fingía ser varón, ellas me veían raro. Imagínate una lesbiana pasando por varón. Era su mejor amigo, pero nunca su novio.

HT: ¿Y ahora?

Odette: He enamorado a cinco mil mujeres y apenas he tenido tres novias. Tuve mi primera relación sexual a los treinta años, con una muchacha a la que regalé después un poco de dinero. Intenté pagar prostitutas, pero no querían. Llevaba ya tres años tomando hormonas y cuando me vio desnuda dijo que para ser mujer solo faltaba que me quitaran “eso”.

HT: ¿Y cómo ha sido el sexo?

Odette: Difícil. Sin penetración, a no ser que ellas quieran. Así me es difícil llegar al orgasmo y es doloroso, a no ser que ella me masturbe. Pero las lesbianas no soportan el pene. Mi problema no es con el pene, sino con el cuerpo del hombre que no me gusta. De hecho, no me gustan las mujeres que se ven fuertes, me gustan muy femeninas.

HT: En el CENESEX estuviste en el grupo de las trans y en el de las lesbianas. ¿Cómo te sentías?

Odette: Incomprendida en ambos. Las lesbianas no me veían como mujer. Mi problema es con mi identidad, no con mi preferencia.

HT: ¿Por qué no usas implantes?

Odette: Son muy caros. Muchas los tienen porque un marido con dinero se los compró. El Estado iba a ponérmelos gratis en la operación. Era una operación para los implantes y otra para los genitales.

HT: Pero tus genitales masculinos te dan la posibilidad de preñar a una mujer, en un país donde las parejas homosexuales aún no pueden adoptar.

Odette: Era mi sueño. Pensé hacer como muchas afuera: se casan, tienen hijos, y al cabo de los años les dicen a sus esposas que en realidad están casadas con una mujer.

HT: Así sucede en la película “Normal”, de Tom Wilkinson y Jessica Lange. Al final, se quedan juntos.

Odette: Ahora pienso que fue mejor no hacerlo de esa forma, por los conflictos que podía crear. Las lesbianas tendrían esa oportunidad conmigo ahora mismo, pero ninguna quiere. Me ven como un hombre. Para las bisexuales sería la pareja perfecta, pero no me aceptan. En Europa, tendría mucho éxito. Sería incluso estrella porno, porque a un travesti no le llega la erección con una mujer, pero a mí sí, porque me gustan. Podría hacerlo por un tiempo, ganar mucho dinero, hacerme un cuerpo bien lindo y luego operarme y ser una mujer más. Pero sé que la pornografía es algo malo; trae muchas separaciones entre las parejas, muchas actrices han contraído SIDA.

Pareciera que Odette tiene suficientes contradicciones al ser transexual y sentirse atraída por mujeres, pero no es así.

HT: Tengo entendido que tu madre es cristiana.

Odette: Adventista del Séptimo Día, como yo. Yo le llevé la evangelización. Estuve propuesto para ser pastor. Me separaron de la iglesia cuando conté la verdad.

HT: ¿Si actuaras en películas porno, no irías contra tus convicciones cristianas?

Odette: Dios me da libre albedrío para hacerlo.

HT: ¿Con quiénes deberías mantener relaciones sexuales, para estar bien con Dios cuando te operes: con mujeres o con hombres?

Odette: Dios no me juzga por mi anatomía, sino por mi mente. En mi mente soy mujer, por tanto debería estar con hombres.

HT: ¿Y si no te operas?

Odette: Igual debería casarme con un hombre, sería problema suyo aceptarme.

El problema con mi familia no es la relación; me ven como un homosexual. He intentado explicarles que hay muchachas que a los quince años no tienen menstruación; luego no se embarazan. Cuando van al médico descubren que son varones, pero no tienen pene y los testículos están dentro. Imagina, tienen cuerpos de mujeres, mentalidad de mujeres. Al saber que son varones, quieren morir. Mi madre dice que no es mi caso, pero es lo mismo. Tienen cromosomas XY como yo, por tanto son varones.

Giselle Odette.

Una llega a acostumbrarse a lo que tiene. Son las presiones sociales las que obligan a elegir entre ser hembra o varón. La sociedad divide en hombre y mujer por los genitales. Yo me veo como una mujer con un pene. Así luzco si tomas una foto. No son solo los cristianos quienes dividen. En otro país, podría tener identificación femenina sin operarme. No son los genitales los que te hacen mujer.

Algunos homosexuales cambian su apariencia y sus genitales para lograr aceptación social, y después se sienten mal, quieren suicidarse. No es lo mismo ser homosexual que transexual. La transexualidad es una condición médica.

HT: Dentro del cristianismo, hay tendencias que no ven la homosexualidad como un pecado y afirman que Dios te ama sin que renuncies a ser quién eres.

Odette: Dios dice que los homosexuales no entrarán al reino de los cielos. El puede hacer cambiar mi gusto. Si no lo hace, intentaré ignorar a las mujeres. O estaré con ellas y no entraré al cielo.

De no haber conocido el Evangelio, me habría gustado estar con muchas. Me gusta ser fiel, pero en la pornografía, tendría esa oportunidad. Sería una forma de vivir como las lesbianas adolescentes. Divertirme. Me siento frustrada porque he vivido sin hacer nada. Podría vivir con una mujer que me acepte como soy, y olvidarme de entrar al cielo, Dios me da el libre albedrío para hacerlo. Pero la mujer no ha aparecido.

HT: Debías estar operada a estas alturas.

Odette: Tuve la oportunidad en octubre del 2012. No estaba en la lista; una de las candidatas se arrepintió y me llamaron. Pero ya no tenía a la persona que iba a cuidarme. Eran dos operaciones, no podía quedarme sola. Además, tenía miedo de que mi madre sufriera un infarto. Debí haberla preparado antes y no lo hice.

HT: No me has dicho tu nombre masculino.

Odette: Prefiero no hacerlo. El que escogí es simbólico, no lo elegí al azar o solo por ser bonito. El nombre completo es Giselle Odette.

HT: ¿Por los ballets “Giselle” y “El lago de los cisnes”?

Odette: Sí. Giselle se siente traicionada y enloquece. Yo me siento traicionada por la vida. En “El lago…”, Odette está atrapada en el cuerpo de un cisne. Así me siento yo, atrapada en un cuerpo que no es mío. Mi Sigfrido es la operación.

Mientras resuelve todas sus contradicciones y espera una nueva oportunidad para operarse, Odette vende paquetes de galletas para vivir. No ha tenido sexo en ocho años.

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