Caridad
HAVANA TIMES – Un amigo me escribe desde Cuba, ¿Están mejorando las cosas en Venezuela? Le pregunto la causa de su extraña curiosidad, pues en ningún momento he insinuado algo que le haga tener esta idea. “Es que TeleSur dijo…”
¡Ah, TeleSur!… ¿qué dijo TeleSur?
Que hay muchos venezolanos regresando gracias al Plan Vuelta a la Patria. Deben estar mejorando las cosas cuando anuncian que unos diez mil se han montado en los aviones que ha puesto Maduro para eso.
Recuerdo el caso más famoso de venezolanos regresando: los de Brasil. Luego de varias semanas bajo la agresiva bienvenida de los habitantes de Roraima, un estado fronterizo de Brasil, unos mil venezolanos deciden retornar. Vivían en carpas improvisadas, en malas condiciones debido a su incapacidad económica para salir del empobrecido estado, y encima, la histeria xenofóbica llega al clímax con el linchamiento de un venezolano al que acusaban de asesinar a un comerciante (luego se demostró que no había sido un venezolano, pero qué más da, ya estaba muerto).
Ha habido múltiples actos de xenofobia en el continente desde que hace más de dos años comenzó a crecer la migración venezolana. Dicho sea de paso, tengo entendido que Venezuela no destacaba en ser “exportadora de inmigrantes”, más bien ha existido una especie de tradición de recibirlos, y me consta que son tan amigables con los extranjeros como lo son los cubanos.
Son cientos de miles, ya pasan de un millón (hay quienes dicen que dos millones) los nacidos en Venezuela que hoy deambulan o tratan de ganarse la vida en otros países de este y otros continentes.
El show del Hijo Pródigo fue necesario ante la lastimosa verdad que se hizo visible en las Naciones Unidas: demasiadas personas están saliendo del país, muchas de ellas sin tener los recursos económicos mínimos para sobrevivir a un largo viaje y luego a una estancia insegura. Muchos de ellos han salido sin pasaportes, y se han encontrado que sin ese documento no pueden trabajar en ningún país. ¿Qué ofrece el Gobierno a esas personas que se han visto precisadas a regresar (y no dudo que con la esperanza de reponerse y planificar mejor las cosas para volver a emigrar)?
Desidia.
Eso es lo único que ofrece al 100 por ciento el Gobierno venezolano. Aderezado con el cinismo clásico de ese tipo de personas en el poder.
Un pasaporte al precio de 18.000.00 bolívares soberanos (hoy el salario mínimo está en 4.500.00).
Una caja de carbohidratos si tienes suerte.
Mafias en los hospitales y clínicas.
Mafias en todas las instituciones estatales.
Mafias en los órganos de seguridad, policía y Guardia Nacional.
Mafias dentro del Gobierno, peleándose entre ellas por el poder.
La única mejora puede ser ese rayito de luz que insistimos algunos en ver, por esa manía de ser positivos en alguna medida. Porque sabemos que esa gordura que tienen los hombres en medio de esa pelea, dígase Maduro, Diosdado, los Tarek y Padrino López, no es de pura felicidad; porque por mucho que quieran convencerme de lo contrario, el poder no hace feliz a nadie: siempre tendrán miedo de que el otro se haga más poderoso; siempre querrán tener más poder del que tienen. Y las rencillas que tienen entre ellos cada día son más difíciles de ocultar.
Eso es lo mejor que está pasando en Venezuela.
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