La shoping Clap

Caridad

Para comprar comida. Foto: aporrea.com

HAVANA TIMES – Entérate, entérate, todavía el Granma no lo ha publicado, pero se sabía desde hace mucho. Los Clap, aquella magnífica émula de la Libreta de Abastecimiento cubana, terminan de darse la mano con el Carné de la Patria.

No había mencionado antes al carné de la patria porque, la verdad, mi vida personal andaba hecha un rollo. Para los que gustan de los culebrones les puedo adelantar que, mientras Venezuela se hunde en una de las peores inflaciones de la historia, mi relación de pareja (aquella por la que me vine a este lindo país), terminó como los prósperos años del buen precio del petróleo.  Y con la relación, en poco tiempo, el techo que me amparaba.

Así que durante estos dos últimos meses, mientras millones de venezolanos hambreados y esperanzados u obligados, se mantenían en largas colas para obtener el misterioso carné, yo recorría Caracas con mi gata debajo del brazo y varias mochilas en el otro, en busca de algún alquiler donde pudiéramos estar ambas. Claro que a mi gata no iba a abandonarla a su suerte. Pero los alquileres de habitaciones son los únicos medianamente asequibles para quienes vivimos de puro salario; y a casi nadie le gusta compartir su techo con un animal de 4 patas.

Esta es la razón principal por la cual miraba desde lejos y asombrada el modo en que se llenaban algunas plazas de Caracas, por varios días, de ancianos y  mujeres con niños, en busca del paraíso prometido. Algo así resulta ser el carné de Maduro, porque a estas alturas en este país ya todos hemos comprendido que Patria es Maduro…o Maduro es la Patria.

El paraíso perdido pues surge con la promesa de que sólo con este carné el Gobierno podrá conocer las necesidades de cada venezolano, y además resolverlas.  A los que acceden a obtener este carné se les realiza una serie de preguntas como su nivel escolar, con quienes vive, si tiene vivienda propia, empleo, y, por supuesto, en qué partido político milita.

Uno de los principales rumores alrededor de este documento era su vinculación con los CLAP.  En varias ocasiones he escuchado quejas de la gente común, porque quienes se encargan de entregar las bolsas o cajas de comida que venden los CLAP, les advierten que no se venderán estos productos a los que no presenten su carné de la patria.

Les recuerdo que esta bolsa o caja tiene un costo entre 10 mil y 20 mil bolívares e incluye varios productos alimenticios (importados desde México) cuyo costo (de uno solo de esos productos) en el mercado normal alcanza los 10 mil bolívares. Por esa razón la mayoría de las personas estaría muy contenta de poder recibir una de estas bolsas. Pero no es así. Los Clap no son para todos.

Volviendo al carné de la patria, cuya creación, más que otra cosa, tiene tufo a control total. ¿Qué es lo que hace que millones de personas acudan por su propia voluntad a entregar sus datos, a poner en manos del gobierno la posibilidad de controlar sus vidas? ¿Desconocimiento, ingenuidad política, fanatismo, viveza criolla, necesidad?

A través de este carné, y justo antes de las elecciones de la Constituyente, se entregó a las madres solteras un subsidio de 100 mil bolívares mensuales. También a través de este carné se comenzó a entregar empleos a los jóvenes sin “chamba”. Las promesas, son muchas. Las necesidades las duplican. Pero la manipulación y el chantaje a través de este pedacito de plástico, triplican a ambas.

Los resultados comienzan a verse. La foto es en un estado que colinda con Caracas.

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