Yanelys Núñez Leyva
Todos estábamos contentos, no tanto por celebrar el Día del Amor y la Amistad, sino porque había cambio de menú en el comedor –pollo, papitas fritas…todo un manjar por ese tiempo- música, deporte opcional y un jolgorio colectivo.
Los que tenían pareja o los que estaban en el proceso de seducción enviaban cartas –a veces anónimas- al Buzón del Amor, que días previos a la fecha se colocaba al alcance de todos.
La jornada señalada, en la noche, nos reuníamos todos en el área de formación y entregaban las misivas a viva voz. Los afortunados de recibir una, subían orondos a recogerlas; los que no, aplaudían, se reían, recordando quizás, alguna broma gastada a un colega a través de este medio.
Besos, postales, regalos, abrazos, cartas entre amigos, profesores. Estaba el romance institucionalizado.
La actividad ocupaba todo el día. Y en la noche, además de la entrega de las cartas, se estrenaban coreografías de ruedas de casino, se hacían distintos números de la mano de artistas aficionados, de todo como en botica.
Sin aquellos breves momentos de esparcimiento no hubiésemos podido resistir todas las vicisitudes que estar becado presuponía.
Presentamos las noticias internacionales en breve recopilada por Democracy Now el lunes 6 de mayo de 2024.
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