El costo del optimismo

Verónica Vega

Alamar. Foto: Caridad

HAVANA TIMES — En estos días circulan con insistencia por Alamar noticias extraoficiales sobre casos de violación sexual. Se dice que por el saldo de víctimas, se sospecha de al menos cuatro violadores, y que los afectados han sido de ambos sexos.

Un amigo me aseguró que un adolescente que intentaba llegar al policlínico Neninger mediante un atajo, fue también agredido y abusado sexualmente. Y una vecina, esposa de un joyero.

Cómo demarcar la realidad y la ficción cuando el contexto es perfectamente propicio. Son contadas las zonas donde hay alumbrado público en Alamar, y extensas las áreas de vegetación. Atravesando cualquier paraje desierto durante la noche, se podría filmar una película de suspenso, o de terror.

Yo misma viví algunas experiencias de tensión que por nada de este mundo repetiría. Entonces oía también rumores como los de ahora, pero la desesperación del momento me hacía pasar sobre mi instinto o apostar porque mi destino no sería tan atroz. Sin embargo sabía, por haberlo visto, que ante nocturnos gritos de auxilio es un verdadero milagro que alguien acuda.

Los más prudentes evitan que la noche y menos la madrugada los sorprenda a la intemperie, pero el azar es muchas veces incalculable. Hay personas que por cuestiones de trabajo o estudio, simplemente no pueden elegir. Una emergencia por enfermedad o accidente tampoco puede esperar a la luz del día.

La mayoría opta por soluciones individuales: un bombillo potente en lo alto de un edificio, tubos de luz fría enjaulados para evitar que se los roben, faroles en los jardines cercados…

Mientras he visto reemplazar el alumbrado entero de la avenida Malecón en Centro Habana y la Habana Vieja, a la ciudad bautizada en los 70s “del futuro”, no han destinado ni faroles desechados. Pero la misma condición se va extendiendo a repartos colindantes, como el Bahía, y otros barrios de la Habana.

Decir que en Cuba se producen asaltos y violaciones no es un gancho amarillista. Cerca de mi edificio vivía un joven que cumplía prisión por delitos de violación y asesinato, pero murió en la prisión.

Una vez, viajando en un taxi colectivo particular, me tocó ser testigo de la consternación del chofer, quien hablaba de un crimen cometido en la loma de Alamar: un taxista al que habían matado después de torturarlo salvajemente. Pero tales delitos no aparecen jamás en nuestros medios. Sin embargo, el hecho de que se instalen rejas en ventanas de comercios estatales es una reacción oficial al auge de la criminalidad.

Entonces, ¿por qué no desmentir o confirmar los rumores? ¿Por qué no se alerta a la población de los peligros, ni se toman medidas visibles para su protección? ¿Por qué no se difunde oficialmente la captura de los victimarios y las sentencias, para desestimular a posibles imitadores?

Los casos tristemente espectaculares se dramatizan mucho tiempo después en el programa televisivo, “Tras la huella”, destinado más bien a glorificar la infalibilidad de nuestros agentes policiales.

Cómo no recordar el corto de Eduardo del Llano, “Brainstorm”, donde los redactores de un supuesto periódico debatían el tema de la próxima portada y una corresponsal recalcaba: “Nuestro periodismo tiene que ser optimista”.

El costo de ese optimismo ya lo sabemos. Enajenación total de la realidad nacional, incluyendo la violencia. Las víctimas, reales o no, se amontonan en las estadísticas ocultas, en el dolor de las familias, en traumas, a veces inconfesados, y en la temible (y evitable), ambigüedad de los mitos.

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

15 años de prisión a la joven que transmitió las protestas

Se intenta suicidar en prisión Fray Pascual Claro Valladares al conocer su sentencia, de 10…

  • Cuba
  • Opinión
  • Segmentos

“Distorsiones” de moda en Cuba

Nada nuevo, pero resulta que la palabra se ha puesto de moda, y esta semana…

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

San Antonio de los Baños, donde el humor dio paso al dolor

Sin electricidad y sin acceso a la red de redes, así pasan los habitantes de…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.