La belleza a través de los ojos de un niño

Rosa Martínez

Pioneros cruzando la calle. Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — Los niños son los seres más maravillosos que existen. Son amorosos, sinceros, también respetuosos y aplicados cuando se les educa bien. Se acostumbran con facilidad a los cambios bruscos, a las situaciones difíciles y a las pérdidas, todo lo que necesitan es alguien que los guíe, los eduque, y los ame para crecer sanamente.

Los chicos se percatan de situaciones que en ocasiones pasan inadvertidas para los adultos y saben cómo nadie lo que es mejor para sus padres.

A una amiga le ocurrió un incidente con su hijo de cinco años que quiero compartir con nuestros amigos lectores.

Miguel Antonio comenzó la escuela el pasado septiembre, y como la mayoría de sus compañeros disfrutaba su nueva experiencia, su aula, sus nuevos amigos, especialmente Carla, también adoraba su seño Raquel.

Cuenta Adela, mi amiga, que en una ocasión, dos o tres semanas después de iniciado el curso escolar, su hijo le preguntó por qué ella no usaba uñas postizas como las otras madres.

Ella explicó a su pequeño que ponerse esas uñas costaba caro, y el dinero que pudiera usar en darse ese lujo lo destinaba a pagar la merienda de él.

Una semana más tarde Migue preguntó a su mamá por qué no usaba pitusas lindos como las otras madres.

Esta vez, la madre respondió que su salario era extremadamente bajo, que apenas alcanzaba para comprar los productos de primera necesidad, que si lo dedicaba a adquirir ropa linda y cara no tendrían comida, ni jabón, ni pasta dental. Le dijo que se puede vivir sin un pantalón o una blusa linda, pero sin comida ni jabón sí no se puede estar.

Como la madre entendía perfectamente la preocupación de su hijo, le comentó al niño que importaba muy poco como lucen las personas por fuera, que lo verdaderamente hermoso está por dentro y no se puede ver, que mientras uno esté aseado, estar o no a la moda es insignificante, aunque claro es bueno lucir lo mejor posible.

Aunque fue sincera en sus palabras no dejó de sentir vergüenza. Imaginó que los amiguitos del aula se burlaban de él por tener una madre fuera de moda y que no se podía arreglar todo lo que quisiera. Se sintió hasta con muchas libritas de más, definitivamente fea.

Mientras pasaban los días mi amiga se esforzaba por mantener sus uñas arregladas e ir a la peluquería con más frecuencia. Remendó algunas ropas que le había regalado una prima. Se esforzó y mucho por estar linda a los ojos de todos, especialmente de su hijo.

Pasaron dos, tres semanas, y el niño no dijo más nada sobre el tema.

La madre creyó que finalmente él había comprendido y se alegraba de que ya no le preocupara su ropa desteñida y anticuada, sus uñas cortas o su pelo con algunas canas a la vista.

Fue entonces que Migue, después de mucho tiempo, le preguntó: “Mamita, ¿si yo no llevo merienda durante una semana, podrás ahorrar para comprarte un pitusa como los que vende la muchacha de la esquina?, de todas formas yo casi no como”.

La madre quedó sin palabras, en lugar de sonido alguno salieron lágrimas de dolor.

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

San Antonio de los Baños, donde el humor dio paso al dolor

Sin electricidad y sin acceso a la red de redes, así pasan los habitantes de…

  • Cancion del Dia
  • Mundo
  • Noticias
  • Segmentos

Mayra Andrade – Canción del día

La artista destacada de hoy es Mayra Andrade de Cabo Verde con la canción Tan…

  • Mundo
  • Noticias

Haití estrena presidencia colegiada de nueve miembros

De los 11,5 millones de habitantes en este país, unos 4,5 millones necesitan ayuda humanitaria…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.