Noticia dolorosa

Regina Cano

Foto de Alamar por Caridad.

La caída de una niña de 13 años desde el cuarto piso de su escuela ha conmocionado a todo aquel que supo de la historia (creo, que somos pocos los enterados).

La niña fue atendida en un hospital y después de cinco días infortunadamente fallece.

En Alamar el domingo 18 de septiembre una maestra-guía de una aula de octavo grado- invitó a algunos alumnos a realizar el mural de esta aula.

La maestra se había graduado en esta profesión en julio pasado, tiene 22 años y estaba becada en La Habana siendo originalmente de Santiago de Cuba.

En septiembre comenzó el curso escolar y a las escuelas se les dio el mantenimiento propio de vacaciones.

Sin embargo en esta aula había una ventana rota a la cual le faltaban unas persianas y había sido usual, en el curso anterior, que los alumnos salieran por la ventana para acceder al alero de cerca de 30 cms, aledaño al aula y volver a entrar a ella, por lo que habían sido reprendidos.

El día del hecho, en algún momento, la maestra bajó a llamar por teléfono y la muchachita del caso sale al alero con una amiguita. La otra niña regresa y al parecer la caída de la primera sucede después.

La niñita que fallece era parte de una familia disfuncional -según me cuenta alguien cercano a los hechos-, lo que es común en Cuba y que también la muchachita había atentado contra su vida con anterioridad, lo cual no sé si está asociado a este hecho.

Por otro lado, la maestra es alguien que da muestras de profunda inseguridad –agregaba en su historia la persona que me lo refiere- hija mayor de una familia de pocos recursos que vino a estudiar y a trabajar en La Habana -al parecer por la necesidad de profesores que padece nuestra ciudad-, lo cual obviamente propicia más oportunidades que permanecer en Santiago de Cuba.

¿Quién olvido tapar el agujero de la ventana aunque fuera con un palo en diagonal que evitara el hábito adquirido de saltar al alero? No es la primera vez que estudiantes de escuelas de estructura constructiva “Girón” –como esta escuela- aprovechan la oportunidad de utilizar sus aleros para caminar, esconderse o esconder cosas en ellos.

Me refiere una amiga que antiguamente se realizaba un test “de personalidad” que establecía también el nivel de responsabilidad desarrollado por la persona. ¿Quién dejó de analizar todas las características o potencialidades que debe tener un maestro que no solo incluye ser capaz de adquirir conocimientos y trasmitirlos?

Y Gentes! La necesidad de suplir la ausencia de maestros y formarlos echando mano a todo aquel que según sus necesidades acepta serlo -tal vez sin apreciar todo su alcance- debe conllevar también un cuidado y análisis profundo de los detalles e individuos, pues la ausencia de ciertas valoraciones nos harán lamentar los resultados como en este caso.

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