Regina Cano

Billete de tres pesos cubanos. Foto: wikipedia.org

(Money….., está palabra en Inglés siempre me recuerda gratamente la canción de Pink Floyd.)

El dinero desde su aparición ha traído consigo más problemas que soluciones, pero ahí sigue resistiendo todos los embates, porque el humano no ha encontrado como sustituirlo, y el intercambio de productos no es ya una posibilidad a retomar, teniendo en cuenta la realidad financiera desde hace mucho hasta la actualidad.

El cubano en su búsqueda creativa por renombrar las cosas, para encubrirla ante los oídos ajenos, por hacerlas más suyas y por tratarla de manera divertida en ocasiones, ha dado diferentes nomenclaturas al dinero.  Ese elemento que a veces es un término abstracto en nuestros bolsillos.

Durante mi vida he escuchado, recepcionado y proyectado verbalmente diferentes denominaciones a la moneda que nos acompaña, y hace realidad nuestros deseos y necesidades materiales -o no.  Transacciones estas que supuestamente se corresponden con los “sudores” diarios y que van dándole valor a lo que creamos como sociedad civil que somos.

Así desde las clasificaciones más antiguas en mi memoria se les ha llamado en Cuba:

La Plata, Estilla, Lana, Magua, Guano, Mascada (cantidad considerable),  Baro, Guaniquiqui (del guano, por una canción), Pécora (de pecunio), Soldi (sueldo en italiano), Moni (del inglés Money) hasta el más reciente Piticlines (de una aventura televisiva o dibujo animado).

A los Dólares se ha dado en llamarlos Fulas, Dolores, los Verdes o Verdolaga por el color, así como Moneda Dura, comparándolos con el valor del Peso.

Al Peso Convertible (CUC) de uso nacional, se les llama Chavitos como en el Juego Monopolio, según me refiere un amigo.

También se designa el tener poco dinero como Tierrita, Cirigaña.

A la moneda fraccionaria como Menudo, Quilera (de quilos, centavos)

Al peso metálico de valor 1 ó 3, se le denominan Morocotas.

Se cuenta por Tablas cada ciento de pesos (ej.: 3 tablas a 300 pesos) y se le dice 1 caña al peso hasta lo que se quiera (ej.: 10 cañas; mil cañas, 8 mil cañas).

Se acostumbra escuchar frases puntuales como:

– Estoy en carne, en cueros, sala’ o, bruja, estar palmiche*: cuando no se tiene dinero.

– Está hecho o “hechote”: para quien tiene dinero.

– Es un Maceta: quien tiene mucho dinero.

– Es un agarra’ o; camina con los codos o es un Chicho Durañón (de una tira cómica): se denomina así a quien se considera un Tacaño, aquella persona que es egoísta y “no suelta un Quilo.”

– Mala paga: para aquel que no paga.

– Apretador: es quien no paga justo el valor de las cosas; que aprieta!

– Tírame un salve: para la petición de préstamo o ayuda monetaria.

Nada, gentes! Que al cubano nunca le faltan maneras de llamar las cosas por su nombre en términos monetarios.

*Palmiche: No viene de Palma, si no de Pasmado, que no tiene nada referente a dinero.

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