No hay manera de escaparse

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – En el contexto de esta pandemia que sacude al mundo y ha costado casi 100,000 muertos sucede algo que no me sorprende, y es la inmensa campaña de manipulación y propaganda del Gobierno cubano en medio de tanto dolor.

Está por doquier, lo mismo si ves la televisión, escuchas la radio, visitas cualquier sitio web oficial o abres tu cuenta en Facebook. Te quieren hacer creer que ninguna nación del mundo cuenta con la mejor atención en esta guerra contra La Covid19, mucho mejor que aquellas que abrazan el capitalismo “cruel y salvaje”.

Todavía resuena en mi memoria el análisis sesgado de una periodista en el Noticiero Nacional de Televisión, creando una imagen dantesca del Sistema de Salud estadounidense de cara al coronavirus, todo mientras las autoridades cubanas no habían decidido todavía el cierre de fronteras y de centros educativos. 

Ojalá tengamos suerte y las medidas que se implementan (que debieron tomarse un mes antes) eviten un crecimiento exponencial de enfermos y fallecidos, de lo contrario, asistiremos al quiebre de nuestra infraestructura. Ningún sistema de salud está preparado para una alta cifra de contagios y muertes. Ninguno.

Es tan evidente la manipulación mediática que no se condenan las políticas de países aliados como Nicaragua, cuyos gobernantes no han cerrado fronteras y parecen no importarles las vidas de ese pueblo.

No se le da cobertura a la iniciativa de gente cubana maravillosa que, en detrimento de sus ingresos, sin importar el lucro, cocinan desde sus restaurantes particulares y llevan comida a los ancianos en sus domicilios.

Solo se escucha de las grandes proezas y humanismo del Sistema cubano, que se da el lujo de enviar profesionales a países del mundo para combatir la Covid19, como el caso de la brigada a Italia, o la atención a un crucero cargado de pudientes británicos con enfermos de coronavirus.

Pero el cubano de a pie sabe perfectamente el engranaje maquiavélico que hace que un profesional de la Salud abandone a su familia para arriesgar la vida en otras latitudes: la pobreza y la semiesclavitud.

Si naciones con un alto grado de progreso social que incluyen un sistema de salud de excelencia, como Holanda, Noruega o Finlandia, por poner tres ejemplos, han sucumbido a este flagelo, es indudable que ninguna región del mundo está libre de una crisis humanitaria de grandes proporciones, a pesar de las medidas tomadas.

Me asquea esa propaganda chovinista que todo lo politiza sin reparar en el dolor humano. Por ello, para mi salud emocional he tomado algunas medidas. Nada de televisión ni prensa oficialista, y en mi cuenta de Facebook elimino a todo aquel que se hace eco de dicha propaganda.

Sin embargo, esta mañana, los altavoces de la calle torturaban mis oídos, contrastando la triste situación en el resto del planeta con la bonanza de nuestro pueblo. Por lo que veo no hay manera de escaparse. ¿Tendré que ponerme tapones en los oídos?

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