Mi Cuba es la de Liborio

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – Innombrable es uno de los tipos más poderosos de este país. Forma parte de una oligarquía que gobierna a Cuba, cuyo nivel de vida se compara con el de prósperos CEOS de multinacionales capitalistas. Les explico: una vida de lujos, la mejor alimentación, tecnología de punta, autos, yates, aviones, viajes, y quizás hasta un harén de jovencitas.

Reaparece con cierta frecuencia en televisión y arenga cuatro mierdas con esa pose de sabiondo con autoridad. Que si el bloqueo económico, que si hay que producir, que si hay que combatir lo mal hecho, que si el verdadero revolucionario tiene que estar en la primera trinchera de los problemas, bla, bla, bla y un puñado de idiotas se lo creen.

Se define a sí mismo como un comunista, revolucionario y, sobre todo, fidelista convencido. Bueno, no sé si se lo cree, pero al menos es lo que dice.

Para Innombrable y su grupito, Cuba es un condominio, un feudo, una finca, o algo parecido.

Al siguiente le llamaremos Mario. Es director de una importante empresa estatal socialista. Su origen es bastante humilde, pero hoy posee vivienda propia, confortable, en el Vedado, que le fuera entregada por el Estado después de confiscarla a sus antiguos propietarios, quienes emigraron a Miami en los años 90 del pasado siglo. 

Disfruta de auto moderno asignado, amén de otras comodidades básicas como Internet y telefonía móvil gratuitas, vacaciones en la playa, en casas de visitas para cuadros y viajes al exterior en algunas ocasiones. Es miembro del Partido Comunista y expresa fidelidad a la Revolución. Para Mario, Cuba es un país heroico que ha resistido al imperialismo yanqui con dignidad y firmeza.

Continuamos con Yanquiel. Siempre ha sido violento, se crio en uno de los tantos hogares desestructurados que existen en Cuba. Posee bajo nivel cultural y cero ideología, aspira a ser un tipo respetado, importante.

Reenganchó durante el Servicio Militar Obligatorio y ahora es oficial de tropas especiales, un boina negra. Se sintió muy macho, poderoso, cuando propinó golpizas y detenciones a manifestantes pacíficos durante las protestas del pasado 11 de julio. Para Yanquiel Cuba es… ¡Patria o muerte!

Ramón tiene 60 años y es uno de esos pocos que todavía se creen lo que dice un innombrable. Se ufana de ser miliciano e internacionalista. No quiere aceptar otra versión de la realidad, porque eso significaría un caos en su conciencia, descubrir la dolorosa verdad de haber dedicado su vida a una mentira. Por eso se aferra a sus convicciones y se reafirma cada 1ro de mayo, exhibiendo sus medallas.

Para él no es suficiente sufrir apagones, escasez de alimentos, medicinas, que la casa se le esté derrumbando y no cuente con los materiales para arreglarla. Y mucho menos que si sobrevive es gracias a una hija a la que durante mucho tiempo despreció por “gusana” pero que ahora, desde Miami, le recarga el teléfono y le envía algún dinero para que no se muera. “La culpa es del bloqueo”-suele repetir. A Ramón le hicieron una lobotomía.

Para él Cuba es un país que a pesar de estar bloqueado, cuenta con un nivel de vida superior a la mayoría de naciones del tercer mundo…

Liborio es un padre de familia que no tiene quien le mande dinero desde el extranjero, por eso no puede mirar casi nunca para las tiendas en MLC, que son las únicas que se encuentran medianamente abastecidas. 

Como la mayoría de los cubanos, tiene que inventar cada día para llevar comida a la mesa y alimentar a los hijos. Su salario solo da para malvivir. A la exigua cuota que viene por la bodega, tiene que agregarle lo que pueda conseguir en la calle. Liborio es un cazador de mamuts.

Nunca ha ido a Varadero ni a ningún cayo turístico. No ha viajado al exterior. Su vida se resume en estrés, trabajo y necesidades insatisfechas.

Como Liborio hay millones. Para él, Cuba es un infierno sin futuro.

Por último, quiero mencionar a Antonio, que vive en Madrid, España, en un barrio de clase media. No puede decirse que sea rico, pero posee apartamento propio, auto y disfruta de las comodidades básicas que el capitalismo civilizado puede ofrecer a un ser humano.

Antonio es ingeniero informático y trabaja para una empresa turística que vende la imagen de una Cuba que se resume en playas paradisiacas, ron, tabaco, música salsa y mulatas sensuales. Es de ideología de izquierda, milita en Podemos.

En las redes sociales se le puede ver como un furibundo defensor del Gobierno cubano. Según su testimonio ha visitado la Isla en dos ocasiones, quedando impresionado con la calidez de su pueblo, su excelente Sistema de Salud y los logros de un socialismo que resiste bajo las condiciones de un “bloqueo genocida”.

En realidad, Antonio ha estado poco tiempo. En una ocasión vino como parte de un brigada de solidaridad con Cuba, que no es otra cosa que un grupo de izquierdosos afines al castrismo, y los lugares visitados no han sido otros que Expo Cuba, Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, el Hotel Nacional y Varadero. 

Los nacionales con quienes se relacionó fueron funcionarios y trabajadores amables, ninguno de ellos con motivaciones puras. Los primeros cumplían una agenda, los últimos pretendían obtener alguna jugosa propina o una relación económicamente beneficiosa… ah, también alguna que otra jinetera.

La Cuba de Antonio es un paraíso.

Y así, podría mencionar una larga lista según el prisma de quien mire, pero la mía es la Cuba de Liborio.

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