Así están las cosas por estos días

Por Pedro Pablo Morejón

Cola para comprar necesidades básicas.

HAVANA TIMES – Por estos días encontré un foro latinoamericano con opiniones sobre el nivel de vida de los cubanos. La verdad es que tenemos muy mala fama. Son muchos los vecinos que han advertido, desde ya hace bastante tiempo, que el romanticismo de aquel ideal de justicia social que se impulsó a partir de 1959 no es otra cosa que una gran estafa.

Pero lo que me llamó la atención es que nunca faltan esos izquierdistas hipócritas que siguen empeñados en defender una ilusión de paraíso que nada tiene que ver con la realidad. Son cada vez menos, pero están ahí, pretendiendo teorizar sobre las ideas marxistas, al tiempo que disfrutan de todos los beneficios de ese capitalismo que tanto condenan, pero al cual no abandonan.

Sería muy bueno que inmigraran, porque aquí la situación se vuelve cada vez más insostenible. Parece como si nos estuviéramos acercando, a pasos acelerados, a esas sociedades distópicas que se describen en alguna literatura de ciencia ficción. ¿O es que ya llegamos?

Existe un brutal desabastecimiento en todos los mercados, tiendas, incluyendo las que son en dólares. Los artículos de primera necesidad ya no se encuentran fácilmente ni en el mercado informal.

Para decirlo más gráfico: no hay arroz, frijoles, carne, leche, y un largo etc. De ahí que las inmensas colas por conseguir alimentos, con las consiguientes aglomeraciones, se han vuelto un fenómeno cotidiano.

Tampoco hay transporte, ni materiales de construcción… paro. Por no haber no hay ni un bombillo. Enumerar lo que se carece haría una lista demasiado extensa. Si encuentras algo es a un precio exorbitante y dando gracias al Altísimo por haber sido tan afortunado. Lo que hay es mucha represión.

Por si fuese poco, los contagios con la covid 19 están aumentando a un ritmo galopante. La cifra supera los mil diariamente, con su triste secuela de fallecidos. Todo esto amenaza con colapsar al sistema de Salud cubano. 

Es importante aclarar que dicha cifra debe ser tomada con pinzas. Nunca se puede estar seguro de la fiabilidad de las estadísticas en una nación donde cualquier dato se convierte en asunto de estado, debido a la politización que permea toda esfera de la vida nacional.

Y ahí observamos a la cúpula de iluminados que detenta el poder político, insistiendo en achacar a la ciudadanía toda la culpa de un problema tan complejo como lo es esta grave crisis epidemiológica.

Cúpula que en medio de esta situación tan calamitosa acaba de realizar el Congreso del Partido Comunista, en el que se debatieron asuntos que nada tiene que ver con las necesidades más acuciantes del pueblo cubano. Un congreso que para la inmensa mayoría, que vivimos en lucha diaria por la supervivencia, resulta totalmente irrelevante. Importa una mierda.

Por lo demás, la gente, después de un año de restricciones y aumento de la pobreza, se siente harta, y solo basa sus esperanzas en una de esas vacunas que se vienen promocionando hace meses.

La única noticia alentadora es que en cualquier momento iniciará la vacunación masiva en La Habana y posteriormente se extenderá al resto del país. Ojalá, sea un éxito total, aunque debamos esperar una campaña propagandística apoteósica que proporcionará al Gobierno un indudable rédito político.  Ojalá, aunque después de ello continuemos sin medicamentos… a propósito, hay una epidemia de sarna escandalosa.

Ni hablar de la precariedad de los servicios médicos en la llamada potencia médica mundial. No es fácil encontrar un especialista, tampoco atenderse una carie con un odontólogo. Esperemos que la depauperación de estos servicios, debido a la prioridad que se le ha otorgado a la batalla contra la Covid 19, desaparezca con la vacunación.

Ojalá, pero lo más triste es que no desaparecerá la pobreza total, la manipulación descarada por parte de los medios oficiales, y la ausencia de libertades básicas.

Y así vivimos los cubanos, castigados por las políticas asqueantes procedentes del embargo estadounidense y el bloqueo interno de una larga dictadura, que nos convierte en rehenes.

Así están las cosas por estos días.

Y cada día va peor.

Nos toca sobrevivir.

Lea más del diario de Pedro Pablo Morejón aquí.

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