Persiste el problema del agua en Cuba

Paula Henríquez

HAVANA TIMES — Tengo un amigo que reside en Centro Habana y tiene más problemas de salubridad que cualquiera de un sector periférico. Un barrio atestado de inmigrantes de diversas provincias; calles sucias e igualmente atiborradas de personas; edificios en mal estado y, de todas formas, habitados; grave irregularidad en el servicio de agua potable en una gran parte de las viviendas de la zona…

Y es esta última la que, precisamente, más molesta a los vecinos… y a mi amigo. Me cuenta que se ha pasado y aún pasa hasta casi dos meses sin el preciado líquido. Parece un poco exagerada la cifra, pero es muy cierta. La razón: afectaciones en la parte alta de La Habana (comprende desde la zona del Capitolio hasta Cuatro Caminos, donde comienza el municipio 10 de Octubre) por diversas causas: roturas, sequía, etc.

Dice que les han explicado varias veces que pronto se arreglarán estas afectaciones, pero de la primera vez que lo informaron a la última han pasado varios meses, puede que hasta más tiempo, y él y sus vecinos continúan sin ver la luz en la oscuridad del túnel.

A la pregunta de si no recibían pipas (camiones cisternas que transportan agua) me responde que sí, pero que su precio aumentaba en cada ocasión. ¿Precios? ¿Aumentaba?, pregunto contrariada. Y claro, después recuerdo que en Cuba, si quieres resolver rápido o simplemente resolver, tienes que pagar por ello.

Es contradictorio, porque supuestamente ese tipo de servicio no se cobra, pero como todo… A lo anterior se suma la cantidad de personas que allí habitan y las “colas” para poder llenar los depósitos de las numerosas familias.

Pero aquí no queda el tema del suministro de agua en el municipio de Centro Habana. Cuando uno camina por dichas calles se puede ver un sinnúmero de salideros de agua potable. Dice mi amigo que es algo ya normal y yo le cuento que no ocurre solo en Centro Habana, sino también en otros municipios de la capital.

Las roturas en muchas de las tuberías de la ciudad hacen que se pierda un gran por ciento del escaso líquido, una cantidad que no llega ni llegará nunca a los hogares habaneros mientras nadie haga algo.

Y después resulta gracioso ver en televisión los llamados “spots” que reclaman a la población al ahorro… Y nadie habla de las roturas que provocan los mismos obreros públicos para enmendar tuberías, calles, etc. y que muchas veces quedan en mal estado por tiempo indefinido.

Y así, entre la sequía y la mala administración del valioso recurso, viven hoy muchos capitalinos y no capitalinos que residen en esa parte de la ciudad. Una que por su historia, ubicación e importancia debiera de ser de las más hermosas de La Habana, de las más limpias y ordenadas. Pero no, en Cuba mayoritariamente solo importa la fachada, en este caso la del Capitolio… “Que no se le ocurra darle la vuelta a la esquina…”