Operativos policiales televisados, ¿estrategia sicológica del Gobierno cubano?

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES – Desde las últimas semanas hemos presenciado en los espacios noticiosos de la Televisión Cubana una inusitada cobertura a hechos de corrupción vinculados al sector privado generalmente, en los que la policía ha actuado, y la población, supuestamente, los ha denunciado.

A ello se suma la nueva temporada del gustado policiaco nacional Tras la huella, enfocado más en los delitos administrativos asociados a cuentapropistas inescrupulosos o a simples delincuentes.

Por otro lado, continúa con mayor énfasis en los medios nacionales la prevalencia del tema “bloqueo” y “Trump, el enemigo malvado que nos asfixia”. Y para rematar ponen diariamente imágenes de reuniones del Consejo de Ministros, las cuales permiten escuchar al presidente Díaz Canel y los ministros debatiendo problemas reales y buscando soluciones; luego imágenes y más imágenes de visitas a los territorios de diversos dirigentes, siempre buscando soluciones y revisando que todo marche como se necesita.

Es todo un cóctel propagandístico, como siempre, pero más acentuado que de costumbre. Y cabe preguntarse: ¿será casualidad lo que sucede o es parte de una estrategia en la coyuntura actual?

Considero que no es casual y tiene mucho que ver con el hecho innegable de que el país está en una crisis muy profunda, sin posibilidades visibles para el sistema autoritario y estatista del Partido Comunista de salir del hoyo. Y ante tal realidad adversa se preparan para que la población no reaccione en una nada imposible revuelta masiva de insatisfacciones que puedan hacer perder el miedo a decir “ustedes son los culpables, salgan del poder”.

Por eso la estrategia oficial está encaminada a sembrar en la mente de las personas la idea de que la culpa de la situación actual de crisis en el país no es del gobierno ni del sistema, sino de los delincuentes, acaparadores que se aprovechan y de algunos dirigentes que se corrompen; y que “ahora sí los están enfrentando”.

Mientras muestran a un régimen que supuestamente ‘trabaja mucho por el pueblo’, aunque no haya resultados.  Es esa idea la que queda en la mente de la gente, en el pueblo, como decía Fidel, “como reflejos condicionados en la mente”.

Y es una estrategia que funciona de verdad. Si uno pregunta en la calle se puede percatar de que las personas solo han entendido con estos hechos revelados en la televisión lo que el Gobierno quiere que entiendan. Es difícil que aparten la hojarasca para ver qué hay debajo.

Por eso no se puede subestimar el poder del ‘poder mediático’ que todavía tiene el Gobierno con el control absoluto de la televisión, la radio y la prensa escrita. Independientemente de que Internet esté ayudando a tener información variada, alternativa y hasta directa desde las mismas personas por las redes sociales.

La verdad es que tenemos un sector privado, (dígase cuentapropista), muy débil y vulnerable frente al Estado, que con solo desafiarlo es aniquilado. No solo por la dependencia implícita en las normas y leyes, sino porque nació obligado a delinquir. Necesita generalmente del robo y desvío de recursos para obtener sus materias primas, de mentir en la declaración de impuestos para que el negocio sea viable, o de amparar una actividad no reconocida con una patente de otra cosa.

El Gobierno lo sabe y lo tolera. Pero son ilegalidades, ¡miles de ilegalidades!, que los hacen vulnerables y el día que les da la gana, que les conviene por cualquier razón, los hacen tierra, como se dice en la calle. Eso es lo que pasa en estos momentos que necesitan chivos expiatorios para pasar la bola a la cancha contraria, para que la culpa de sus males la tenga el pueblo y el propio pueblo apoye a los verdaderos culpables: ellos mismos que son incapaces de propiciar el cambio que Cuba necesita por miedo a perder privilegios de poder.

¿Por qué un fabricante de rejas o ventanas metálicas no tiene papeles de los metales que usa? ¿Acaso puede comprarlos legalmente para trabajar con su licencia? ¿Por qué andar con un camión lleno de viandas es ilegal, si el intermediario se las compró a su verdadero dueño, al campesino que la produce, no lo robó?

¿Por qué es delincuente un emprendedor que fabrica un almacén y hasta lo climatiza como un frigorífico, compra cebollas en tiempo de abundancia y las preserva para venderlas en tiempos que no hay producción? ¿Acaso ese no es un negocio en todo el mundo, algo de gran utilidad social, que, dicho sea de paso, el Estado ha sido incapaz de hacer con eficiencia?

Simplemente es muy poco lo que un emprendedor puede hacer legalmente en Cuba y siempre han sido tolerados para que el país funcione más o menos o porque el Estado es incapaz de cubrir esas necesidades sociales, pero no se atreve a permitir que el sector privado lo haga legalmente. Temen a ser anulados por su eficacia y eficiencia superiores por naturaleza. Los quiere así, en sus manos, con un pie en el negocio y el otro en la cárcel. Es la triste realidad.

Pero, aunque les funciona y sea triste presenciar este espectáculo lamentable, tengo confianza en que solo es un paliativo para el sistema disfuncional. Porque la realidad en el país es tan adversa, la crisis tan profunda y la capacidad del PCC para generar esperanzas tan bajas, que por muchas estrategias que utilicen no será posible seguir negando la realidad ni tapando el sol con el dedo.

Creo firmemente que el cambio que Cuba necesita es inevitable e impostergable. Y tal vez esta situación tan lamentable de la pandemia de la Covid 19, que vino en medio de la crisis coyuntural-sistémica del régimen, sea la gota que colmará la copa. La suerte está echada.

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