Osmel Ramírez Álvarez
HAVANA TIMES – Asumiendo que los datos revelados por la Comisión Electoral Nacional puedan ser fidedignos; ignorando la demora sospechosa de casi un día entero para revelarlos y suponiendo que no importa que el padrón electoral haya crecido en casi 700 mil electores posterior al conteo preliminar de las cinco de la tarde.
Creyendo al Gobierno “incapaz” de cometer fraude, aun controlando el proceso electoral sin observadores opositores y menos internacionales y aun con tantas dudas y desconfianzas, sería interesante analizar qué ganamos y qué perdimos con la experiencia del referendo constitucional y sus resultados expuestos.
¿Qué ganamos?
¿Qué perdimos?
Aunque realmente el SÍ y el NO estaban solo en una contienda virtual, pues el SÍ hubiese ganado de todas formas. Quien conoce cómo funciona este sistema, sabe de sobra que ellos, mientras conserven la soberanía usurpada al pueblo, no se someterán a ninguna lid que no tengan la completa seguridad de que van a ganar. Si no es de una forma es de otra. Por eso no pelean en igualdad de condiciones y niegan a sus adversarios el reconocimiento legal y la oportunidad de promover sus ideas.
Si a pesar de la abrumadora y manipuladora campaña por el SÍ, y la imposibilidad de hacer campaña fuera de Internet por el NO, este se imponía, les quedaba el recurso de manipular los votos como presumiblemente se hizo de todas formas. Porque no solo se sienten derrotados con más del 50%, igualmente desean exhibir un apoyo enorme que no tienen y hasta un 60 % les parecería inaceptable. Eventualmente prefieren el fraude a reconocer que la desaprobación popular está creciendo y que exigimos cambios.
El NO enfrentó muchos obstáculos y enemigos. Era una batalla muy difícil de ganar, aunque no imposible. Pero dadas las condiciones adversas era demasiado optimista esperar una victoria. Siendo realistas, todo porcentaje que supere los números de la elección anterior es una victoria. Todo paso de avance. Todo signo de despertar ciudadano.
Nuestra Cuba tiene una situación muy crítica en todos los sentidos y no podemos creer que con una pequeña oportunidad como esta vamos a cambiar el sistema y resolverlo todo cual si tuviéramos una varita mágica. Y tampoco es como parece, que “el dominó está trancado”. Sí tenemos posibilidades reales de construir una Cuba mejor, pero nuestro pueblo está tan dañado como el propio país y necesita un tratamiento intensivo a base de civismo y autoestima.
Es en ese sentido que la batalla contra la Constitución “continuista” en el referendo fue todo un éxito. No podemos decepcionarnos con estos resultados, ni juzgar al pueblo, ni hacer una lectura negativa. Hay más cosas positivas que negativas y son vitales para continuar avanzando. Ese es el camino.
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