La Federación de Mujeres Cubanas: Lo que hacen y lo que no hacen

Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES – En el marco del Día de la Mujer, este 8 de marzo, y del X Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas, cabe preguntarse la funcionabilidad de esa entidad. Es que vivo en Cuba y no siento el activismo de la FMC desde hace décadas. Es una organización virtual, moribunda e inoperante, tanto o más que los CDR. Al menos no se percibe su actuar.

Comenzando porque es la única organización feminista, o femenina, de Cuba (el primer término no es parte de la terminología oficialmente empleada, y una estructura oficial y oficialista, encaminada a tres cosas:

  1. Organizar a las mujeres al servicio del sistema político gobernante;
  2. Dar la imagen de que existe un movimiento feminista, por el cual se canalizan todas las iniciativas sociales referente a las mujeres y se les atribuye como mérito;
  3. Y poner dique a movimientos feministas espontáneos y autónomos.

Tanto la Revolución cubana de 1959 como el surgimiento de la FMC coincidieron con la etapa final de la primera “Ola” del feminismo en nuestro hemisferio occidental, de la que Cuba siempre estuvo a la vanguardia, y ya se venían ganando grandes batallas en favor de los derechos de las mujeres.

Gracias principalmente a la lucha de las organizaciones feministas anteriores, encaminadas, esencialmente en esa etapa, al reconocimiento legal de derechos e igualdades en las diferentes facetas sociales, que incluía el voto en las elecciones políticas. La Revolución capitalizó y finalizó es periodo favorablemente, eso hay que reconocerlo.

A partir de esos logros establecidos, la FMC, cuya tarea principal es ayudar política e ideológicamente al Gobierno, fue el filtro para implementar cualquier avance “conveniente” de la lucha feminista mundial, ya entrada en su segunda “Ola” por la igualdad de género, como fue el caso de la legalización vanguardista del aborto y la protección preferencial de la madre durante el embarazo.

Pero hasta los 80 un militante del Partido Comunista era presionado a dejar su esposa o perder la militancia si soportaba la traición conyugal. Y si cumplía misión en Angola u otro frente de expansión revolucionaria, había otros militantes con la misión de vigilar la conducta sexual de la cónyuge. Se desconoce si la FMC se opuso a esa aberrante política.

Por otro lado, el Estado nunca ha podido satisfacer las necesidades de Círculos Infantiles, ni merienda escolar, ni almuerzo ni cuidado de niños en seminternados, lo cual es imprescindible para garantizar la incorporación de la mujer a la sociedad. Pero tampoco permitió que el sector privado supliera ese déficit, hasta recientemente con la apertura raulista del 2008, que en lo referente al cuidado de niños permite licencias.

En el contexto actual las madres trabajadoras no ganan suficiente para pagar ese servicio, que queda al alcance de cuentapropistas exitosos o receptores de remesas, principalmente. Igualmente, el salario cubano hace casi imposible una emancipación real en nuestra sociedad machista, donde todavía las posibilidades reales para los hombres, en un ambiente predominantemente “delictivo” para prosperar, somete en un porcentaje alto de mujeres, a soportar matrimonios disfuncionales, con violencia doméstica y condiciones humillantes.

No se palpa el trabajo de la FMC, aunque tienen numerosos programas de ayuda legal en sus oficinas, y asistencia a la madre y el niño. Pero hay poca divulgación y es casi nulo el trabajo en las bases, donde tienen en cada CDR una organización nominal, que no funciona, sino para cobrar la finanza y solventar el aparato burocrático hasta el nivel nacional.

Ni siquiera se reúnen, ni sus miembros se afilian espontáneamente. Las ponen automáticamente en una lista a los 14 años, y si no deseas pertenecer debes dirigirte a la organización para que te borren. Que debería ser lo contrario, pero el objetivo es que las mujeres teman dar ese paso y estén alistadas.

No existe un trabajo conjunto entre la oficina de Trabajadores Sociales del Ministerio de Trabajo y la Seguridad Social y la FMC, con respecto a la violencia doméstica, de género e infantil. Y si existe no se nota. No hay en las estaciones de policía agentes femeninas especializadas en la temática de violencia de género y doméstica, capaces de ayudar realmente a las mujeres que hacen denuncias.

Predomina el machismo en la policía, pues presionan a las mujeres para que no acusen a sus agresores y las someten a interrogatorios inquisitivos, cuestionándolas y, muchas veces, atribuyéndoles culpa o merecimiento. Nadie llama a la FMC cuando hay una acusación que involucra mujeres abusadas, ni están al tanto. No existe ese vínculo.

Por último, el feminismo a nivel mundial está ahora en una tercera “Ola” de reivindicaciones, más relacionada con los derechos sexuales y de género. En ese sentido hay toda una revolución contra el abuso de poder de algunos hombres, como parte de la cultura machista y sexista, y las consecuentes agresiones sexuales contra las féminas.

Llama la atención, (de los que no conocen la esencia de esta organización), que la FMC no se haya sumado a esos movimientos reivindicativos. Siendo Cuba un país tan machista y sabiéndose de antemano que es un problema bien recurrente en nuestra sociedad. Seguramente no les está permitido fomentar la denuncia de los ataques sexistas de los miles de dirigentes políticos y de empresas, que son militantes del Partido Comunista y debe primar la imagen inmaculada de la Revolución, antes que la justicia.

Y toco así, solo con la punta de los dedos, el tema de la prostitución, tan debatido actualmente por los movimientos feministas, que no tiene una sola arista, como el Gobierno cubano y la FMC continúan asumiendo. Que en cada contexto social es diferente y forma parte de la lucha feminista, con un enfoque de derecho.

¿Qué se puede esperar, entonces, de un Congreso de la FMC?

  1. Comprometimiento con la continuidad del sistema.
  2. Apoyo a la Constitución.
  3. Alabanza de los logros alcanzados hasta 1990, ya mermados, pero con estadísticas bien acomodadas para simular un bienestar inmenso.
  4. Un informe que demuestre (de manera virtual) un gran bienestar y protagonismo social de las mujeres cubanas.
  5. Una declaración de apoyo al régimen de Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua, ignorando en el último caso que se trata de un padrastro que abusó por muchos años de su hijastra, siendo niña y adolescente.

Será  por ello un congreso hipócrita y desfasado con la realidad de nuestras mujeres. No se expondrán sus problemas actuales y reales, si acaso someramente. No aportará nada ni resolverá ningún problema. Ni siquiera nuestras mujeres, en su diversidad, se sentirán representadas ni motivadas por el cónclave. Otro evento más, alejado de lo que Cuba necesita.

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