El 1ro de mayo en Cuba, ¿marcha obrera o patronal?

En Holguín, Cuba.

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES – En el resto del mundo el primero de mayo es un día que los sindicatos obreros aprovechan para marchar por sus principales demandas, por tener mayor visibilidad. Tanto a las instituciones del estado y el gobierno en materia legislativa y ejecutiva a su favor, o a los empleadores sobre asuntos puntuales de cada sector o colectivo laboral.

Sin embargo, en Cuba es diferente. Son actos masivos de trabajadores, estudiantes y gente de todo tipo, que jamás exigen ni piden nada, solo agradecen al gobierno y al sistema, y gritan vítores a sus dirigentes políticos. Una especie de Día de Acción de Gracias gigantesco.  

Todos juntos marchando: empleadores y empleados, y los directivos de los centros de trabajo son los encargados de que sus trabajadores no falten. Qué conmovedora hermandad si fuese real. Pero es el jefe de recursos humanos de la empresa el que toma la asistencia de los obreros cual si fuera un día laboral cualquiera. Es feriado y se les explica que son liberados para desfilar, no para descansar.

El gobierno del PCC, a los diferentes niveles, asigna recursos y elige una comisión junto con la central sindical, que es oficialista y no puede haber otra, para preparar el acto de masas. La propaganda es enorme. Lo mismo en todos los centros escolares y de trabajo, la movilización es tarea prioritaria. Y para los patrones el desfile es una meta tan importante como la producción misma.

Es más, para los trabajadores no tiene mucho significado, más allá de un cambio de labor que rompe la monotonía del trabajo cotidiano. Para los que tiene realmente importancia es para el gran patrón de todos los cubanos, el estado-gobierno-partido, que todavía controla más del 70% de la fuerza laboral ocupada en el país. Es una especie de vitrina, de performance, de propaganda política para el sistema.

Las principales demandas de los trabajadores cubanos este primero de mayo son sin duda alguna: la inflación y el desabastecimiento que reduce el poder adquisitivo de sus magros salarios; la miseria incrementada por las reformas económicos; las tiendas en MLC que monopolizan las ofertas minoristas y es una moneda que no cobra por su trabajo más del 90% de los trabajadores; la falta de medios de protección e higiene del trabajo; la falta de transporte público para ir al trabajo y su encarecimiento con respecto al salario.

Esas en el sector estatal, pero los trabajadores del sector privado tienen quejas por los numerosos días de paro debido a la inestabilidad de sus materias primas porque dependen del estado como proveedor y no cumple; las multas exorbitantes con que son acosados; la desprotección de que fueron víctimas durante la pandemia, donde no pudieron acceder a ayudas durante los dos años de paro forzado por la cuarentena, como la tuvieron los empleados estatales.

Y en sentido general: la imposibilidad de crear gremios autónomos sin la mediación oficialista, que respondan a sus intereses reales y la falta de un plan gubernamental coherente para superar la crisis, lo que empuja a hijos, amigos y parientes a la emigración en estampida. Porque tal vez no haya un solo cubano en esos desfiles que no tenga un familiar en la travesía o en el exilio, huyendo de la crisis que produce el sistema al que se ve ‘obligado’ a gritar ¡vivas!

Pero ninguna de esas quejas, exigencias y reivindicaciones se pudieron escribir en los carteles y pancartas de los desfiles del día de los trabajadores. Ni se podría vitorear sin que las fuerzas represivas que custodian el acto te detengan de inmediato y luego seas procesado no como un obrero inconforme sino como un contrarrevolucionario mercenario al servicio de una potencia extranjera, sedicioso, saliendo con 15 años de cárcel probablemente.

En fin, lejos de constituir una marcha obrera por sus derechos o agradecida por su felicidad, (si acaso eso llega a ser posible en el reino de este mundo), el primero de mayo en Cuba es un desfile patronal, donde el estado-gobierno-partido comunista, como gran empleador que es, demuestra cuán controlados tiene a sus trabajadores aún; donde exhibe control social, no apoyo ni confianza necesariamente.

Lea más del diario de Osmel Ramírez aquí.

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