Luces y sombras sobre una cama de hospital

Osmel Almaguer

HAVANA TIMES — Los logros de la medicina cubana, que no son pocos, se ven empañados por casos que no son tan aislados como pensamos. Hace tan solo unas semanas, mi prima dio a luz a un bebé, y en el acto ―a causa de una serie de malas decisiones por parte del personal que la atendía―, su vida se vio amenazada.

Primero, cuando le llegó su fecha de parto, la mandaron de vuelta hacia su casa, pues no tenía las típicas señales; contracciones, dilatación, etc. Días después, la cosa se complicó porque la criatura se defecó dentro del vientre, y se le enredó el cordón umbilical alrededor del cuello.

He escuchado decir que esto sucede cuando el nacimiento se pasa de término, pero no he recibido ninguna opinión especializada.

Por suerte para todos el niño nació todo lo bien que se puede esperar en una situación como esa. Ya puesto a salvo, sería la vida de su madre la que estaría en juego.

Una simple inyección mal aplicada ―la aguja era demasiado corta para llegar al músculo― le provocó una gran inflamación en el glúteo derecho que derivó en infección. Al intentar controlar la situación con un antibiótico, el mismo le provocó una reacción alérgica grave.

Sobre este aspecto todavía tengo gran confusión. ¿Sus padres sabían de esa alergia y no aparecía recogida en su historia clínica? ¿Aparecía recogida pero los médicos no lo advirtieron?

Ahora no solo era la infección sino también la hinchazón. Finalmente lograron controlar el cuadro alérgico con otro medicamento; sin embargo la infección seguía ahí. La decisión fue abrir la piel a sangre fría para que el pus saliera.

La vida de mi prima volvió a estar a salvo no sin antes atravesar un largo y doloroso proceso, en el cual nunca dejó de amamantar a su pequeño hijo.