Mi llegada a USA y la peligrosa entrevista en la Frontera

Por Luis Rondón Paz

HAVANA TIMES — Una mochila y dos maletas, ese fue el equipaje para volar desde la terminal 2  del aeropuerto José Martí en La Habana con destino al Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale en los Estados Unidos, el día 30 de junio de 2017. “Florida, espérame que ya vengo llegando”, dije para mi interior mientras esperaba mi vuelo al otro lado de la frontera del aeródromo.

El vuelo hasta la Florida fue rápido, el servicio bueno y la tripulación muy amigable. Debo admitir que esa experiencia no la había vivido anteriormente cuando viajé a Europa y el sur de América Latina.

Al arribar me dirigí como todos los pasajeros que llegaron en mi vuelo a pasar por la frontera de Inmigración. Fue agradable ver su sistema automatizado de verificación de visa y pasaporte; había unas máquinas que realizaban el trabajo de varios agentes de Inmigración en otros países que he visitado, no pude evitar pensar en Cuba y cuánto tiempo se ganaría si tuvieran un sistema automatizado como ese, sobre todo, para facilitar rápido la salida de la terminal, problema que ha sido criticado constantemente por locales y extranjeros.

Cuando mi pasaporte fue verificado en la máquina electrónica, una asistente me guió a pasar al punto donde un agente de seguridad hace una serie de preguntas para permitir la entrada al país, conocido popularmente como “la frontera”.

La entrevista estuvo bien al principio, luego se complicó un poco porque no me sabía de memoria la dirección de mis amigos en la Florida, por lo que el funcionario me dijo que sin esa información no me dejaría entrar a los Estados Unidos, ahora sí se jodió esto, me dije. “Puedo hacer una llamada telefónica o conectarme a Internet” pregunté, “Por favor, regrese a la línea de espera y pídale al señor de la camisa azul que le ayude”, dijo indicando con el índice a uno de los trabajadores de Inmigración”.

Así hice, obtuve la información que necesitaba de mis amigos y regresé a la frontera, pero con un agente distinto.

Fue una entrevista larga pero muy agradable, el agente estableció una comunicación fluida que se unía a su sentido del humor y mis respuestas a sus preguntas que terminaron con: “Bienvenido a los Estados Unidos de América, me gustaría visitar Cuba algún día, disfrute su estadía”.

“Menudo susto!”, pensé y orientado por las señales pude encontrar mi camino fácilmente hacia el área donde se recoge el equipaje.

Todo el trámite aduanal, que debo decir fue bastante rápido a pesar del incidente mencionado, sumado a la larga caminata dentro de la terminal aérea, demoré unos 45 minutos en llegar a la puerta de salida.

Allí me uno a mis amigos que me esperaban.

“Pensaba que el estúpido de Trump había prohibido que entraras a Los Estados Unidos, nos diste tremendo susto”, dijeron.

“Yo estaba listo para cualquier eventualidad, mi error fue que no tenía anotada tu dirección, pensé dar la de mi hermana en Nashville, pero no le vi sentido, ahí fue donde se complicó un poco todo porque no encontraba tu dirección. Pero bueno, todo salió bien”.

“Así es, Vamos a casa para que te cambies y comas algo, seguramente tienes hambre.

“De acuerdo, estoy expectante de conocer qué tiene la Florida que mostrar a este cubanito de a pie”.

“Luis. Bienvenido a la Florida. ”.

Continuará …