Los buenos servicios de Etecsa de Cuba

Kabir Vega Castellanos

ETECSA.  Ilustración: Yasser Castellanos

HAVANA TIMES — No hace falta un día especial para disgustarse con Etecsa. Basta instalar el nauta en tu teléfono móvil y hallarás razones de sobra.

Descubrir que no te instalan el correo a menos que sea en un móvil comprado directamente a esa empresa. Que luego de intentar desentrañar las instrucciones en el papel que te dan, terminas desistiendo y pagándole 3 CUC a un particular para que tu correo al fin funcione.

Que por los azares del mal funcionamiento tengas que esperar de 10 a 30 minutos hasta lograr la conexión de datos. Añadirle a eso que los emails no se envíen y solo den error o, peor aún: luego de haber vaciado el buzón en línea, vuelven a entrar los correos ya leídos descontándote doblemente el saldo.

La ubicación de muchas de las oficinas donde esta entidad brinda sus servicios no ayudan a hacer menos incómoda la larga espera. Una vez en la del Cotorro tuve que esperar ¡2 horas! de pie, en un portal, para comprar una simple tarjeta.

En Alamar la oficina es acogedora y hay una hilera de máquinas con acceso a internet, pero antes de entrar hay que esperar bajo una lona impregnada de un vapor insoportable en los días de verano.

Todo para que al final cualquiera de los servicios que solicites te defrauden.

Ejemplos: descubrir que es irregular la venta de las tarjetas de acceso a Internet. Que las computadoras disponibles se bloquean cada vez que realizas dos operaciones simultáneas mientras el reloj que indica el tiempo que le queda a la tarjeta se agota vertiginosamente: ¡ese jamás se para!

Que hay páginas con acceso denegado. Que otras prometen abrir, pero se quedan estancadas, que otras abren a medias (no llegan a descargarse las imágenes). Que entrar a Facebook y especialmente a Linkedin dentro del tiempo que dispones y hacer contacto en línea es soñar lo imposible.

Otro evento que por suerte no lo he sufrido personalmente son las páginas de hackers en zonas de Wifi. Aparentemente accedes a la página oficial donde pones tu número de usuario y contraseña, sin embargo enseguida ves que el saldo de la tarjeta desaparece mágicamente.

La zona frente al complejo cultural La Guayabera, en Alamar es blanco fijo de este tipo de estafa, pero Etecsa no se responsabiliza por las víctimas. No hay adónde acudir, el usuario está totalmente desprotegido.

Recuerdo que años antes de que se vendieran tarjetas de acceso a Internet, había particulares que bridaban este servicio clandestinamente, con una cuenta de algún centro de trabajo. Hay que reconocer que la conexión era mucho menos lenta, y lo único que vigilaban era que el cliente no entrara a sitios estigmatizados en el sentido político. Estos eran puertos de relativa salvación, incluso para los que buscaban pareja en el extranjero. Muchos prosperaban visiblemente hasta que se le tiraban arriba, le decomisaban las máquinas, el teléfono y todo cuanto pareciera fruto de la “actividad económica ilícita”.

Mi pregunta básica para Etecsa es: si la telefonía celular de Cuba es la más cara del mundo, si vence el saldo y hasta la línea; si en las recargas te incluyen un bono que vence en tiempo récord y estás obligado a consumir aunque no tengas con quién hablar, si las tarjetas de acceso a Internet son impagables con un salario estándar, ¿por qué, al menos, la conexión no es rápida?

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