Cómo tolerar la intolerancia

Kabir Vega

HAVANA TIMES – En la céntrica heladería Coppelia, coincidí con un matrimonio de cristianos protestantes, y tuve la oportunidad de descubrir los muchos matices de la intolerancia.

“Estamos a favor del diseño original”, respondió secamente el esposo cuando se le preguntó su opinión sobre la aprobación del matrimonio igualitario. El argumento que ambos sostenían para justificar su repudio, era que una pareja homosexual no puede concebir.

Pese a que no tengo ninguna amistad homosexual, sentí un inmenso desagrado por su comentario.

¿Qué daño provocaría que dos personas del mismo sexo pudieran casarse? El matrimonio protege la unión en cuanto a bienes comunes y en casos migratorios, y es un derecho que ell@s tienen como cualquier pareja.

Además, si de concebir se trata, son millones los matrimonios heterosexuales que mantienen por años el uso de anticonceptivos.

Les comenté incluso qué sucede con las parejas que son infértiles, juzgando a través de su mismo argumento, ellos no son dignos de Dios.

Atrapado, desvió el diálogo hacia otra cuestión:

“El problema es que no solo se defienden, sino que hacen prácticamente propaganda de su orientación sexual. Hay jóvenes que tienen relaciones homosexuales no por inclinación natural, sino por imitación o curiosidad. Hay países donde ya la ley establece que los niños deben tener dos armarios de ropa, masculina y femenina, para que ellos mismos escojan”.

En ese punto del debate, yo mismo tampoco quería discutir más, ya que tenía dos pensamientos contrapuestos: por un lado, sentía que las parejas del mismo sexo merecen el derecho de unirse legalmente, pero una vez que tengan esa libertad, ¿realmente quedarán satisfechos con eso?

Es un patrón común en la historia, que minorías que son discriminadas, cuando consiguen cierto margen de poder y aceptación, se tornen déspotas con los que no pertenecen a su grupo.

Eso no significa que deban permanecer en desventaja, sino demuestra que no son mejores que aquellos que los oprimían.

Si bien es cierto que muchos seres humanos han sido marginados por ser parte de una minoría, no necesariamente significa que sean buenas personas al haber sufrido. Muchos de ellos también son recipientes de la intolerancia:

Hay ciudadanos de la raza negra que son racistas, inmigrantes que son xenofóbicos y absurdamente, existen homosexuales que discriminan a los heterosexuales, aunque de estos depende la sostenibilidad de la especie humana, incluidos futuros homosexuales.

Del mismo modo, hay personas que aceptan todos esos grupos, pero desprecian a aquellos de bajo estatus económico o personas con alguna deformidad o simplemente “feas”, según los cánones de belleza que se nos han inculcado.

Por último, cuando se llega al extremismo, surgen ciudadanos dispuestos a linchar al intolerante, olvidando que estos también son seres humanos.

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