Sexo o… asalto

Jorge Milanés

HAVANA TIMES — Ayer lo vi en el Cuerpo de Guardia del hospital con el dorso vendado. Cuando le pregunté lo que le había pasado, me dijo que dos hombres lo habían asaltado con arma blanca y para colmo le habían dado dos puñaladas.

Siempre veía al Flaco merodeando por detrás de la parada del Hospital Naval en La Vía Monumental, arboleda cercana a la Playa del Chivo donde también rondan hombres ansiosos por satisfacer algunos deseos sexuales, quienes corren el riesgo de ser asaltados, golpeados y hasta apuñaleados, y peor si no cumplen con las exigencias del o los “asaltante(s)”.

—No pude ver a quienes me atacaron. –me dijo. —Era de noche; me inmovilizaron y me quitaron la mochila, el móvil, la gorra, solo me dejaron la billetera con el carné de identidad, me salvé gracias a que pude arrastrarme hasta la parada y pedí auxilio, porque una de las heridas fue cerca del hígado. –me dijo señalándose con el dedo. Un hombre llamó a emergencia del hospital e inmediatamente vinieron y me trajeron aquí. Menos mal que el hospital está cerca, si llega a ser un poco más lejos no me hubiera salvado. –concluyó.

Al decirme que el asalto había sido en la noche alrededor de las 10:00pm., y que se había arrastrado hasta la parada, me di cuenta que él estaba en la arboleda.

¿Qué hacía este hombre a esta hora, en ese lugar que de hecho es peligroso? -me pregunté.

Aunque existe un atajo por donde muchas personas de día pasan, yo no me atrevería pasar solo a esa hora. Cualquiera que pase en la guagua por el día, desde la ventanilla se ven individuos escondidos detrás de los árboles en plena desaforación sexual.

Para procesar estos casos, la policía necesita evidencias claras de los “asaltos”.
¿O… acaso solo le quedaría recuperar algunas de las pertenencias?

La inmensa mayoría de los implicados en estos casos no lo denuncian por miedo, o por las burlas de los mismos agentes del orden público hacia ellos. Pero este si tuvo que denunciar detalladamente lo sucedido, porque su vida está en peligro y es vital que los médicos de guardia y la policía se pongan de acuerdo para procesar el caso, que no es el único, en estas zonas de encuentros sexuales “masculinos” llamadas popularmente potajeras.