Redistribuir los cargos en mi CDR

Por Jorge Milanés Despaigne

Reunión de un CDR en Las Tunas, Cuba.  Foto: Martin Reid

HAVANA TIMES – La mayoría de las personas que ocupan cargos en el CDR (Comité de Defensa de la Revolución) de mi cuadra han envejecido. Otros, sencillamente, se fueron del país.

La idea original con la que fue creada esta organización por Fidel Castro, en los primeros años de la década de los 60, no se cumple si la plantilla se trata de un montón de viejitos o personas ausentes. 

Hay que redistribuir los cargos, aunque las funciones de los CDR tengan mucho tiempo de caducidad.

Vigilar cualquier acto vandálico o contrarrevolucionario, donar sangre y recoger materia prima no solo son actividades para jóvenes, sino que, por sobre todas las cosas, son para hacer a conciencia.      

Pero como lo de la conciencia nadie lo puede controlar, lo que sí se puede hacer, y se hará, es actualizar la plantilla de este CDR mediante una reunión y el voto de los cederistas. Así que desde horas bien tempranas la presidenta ha estado visitando las viviendas de la cuadra para recordar a todos, la reunión.

En medio de los quehaceres hogareños y con un poco de premura, algunos vecinos salimos a la hora señalada. Ocho de la noche. La presidenta expone los objetivos del encuentro, que, como ya dije, consisten en elegir representantes para los diferentes cargos dentro de la organización.

Deporte-cultura y recreación; Vigilancia; Presidencia; Materia prima, entre otros, son los cargos para los cuales algunos vecinos ya nos habíamos repartido previamente, de acuerdo con nuestros intereses, a las circunstancias que de forma natural se han venido presentando, y enmarcados en la política del buen vecino.

En este caso, son más cargos que los que están en condiciones de ocuparlos, debido a que la mayoría son adultos mayores. No obstante, elegimos al presidente del CDR y le damos la palabra.  

“Sin muela política, aquí nací, me crie. Algunos fuimos a la escuela juntos, jugamos e hicimos nuestra familia sin problemas. Esto que hago es para cuidarnos entre todos, en especial a nuestros “viejos” de la tercera edad, de los delincuentes, timadores, en fin, mantener la tranquilidad en la cuadra y, muy importante, (garantizar) nuestras fiestas. De eso se trata, concluye el nuevo presidente.    

Luego todos nos vamos a nuestras casas y el CDR seguirá funcionando como hasta ahora, despacito, sin coger mucha lucha con las cosas, porque los tiempos no están para eso.

Y hablando de los tiempos, las nuevas tecnologías están imponiendo una nueva dinámica en las relaciones sociales. Hoy todo el mundo tiene un celular con cámara de video para grabar al vecino, y a los que llegan a las cuadras con malas intenciones. Estos dispositivos son más efectivos que el mejor de los vigilantes, aunque la gente no los use con fervor revolucionario. 

 

 

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