Gracias por soportarme

Jorge Milanes Despaigne

De vuelta a La Habana, fui al espacio “Libro a la Carta”, conducido por el periodista y crítico literario Fernando Rodríguez Sosa, quien tradicionalmente convida a un autor a comentar sus libros.

En esta ocasión tuvo como invitado al dramaturgo, Doctor Honoris Causa por el Instituto Superior de Arte de La Habana, etnógrafo e investigador africanista y cubano Rogelio Martínez Furé.

A las tres y treinta de la tarde hizo su entrada al recinto; despacio, silencioso y ayudado por alguien que lo orientó a llegar al sofá, donde debía sentarse hasta la hora en que empezaría la tertulia.

Éramos varias las personas que progresivamente fuimos ocupando un lugar para presenciar el momento privilegiado. No eran aún las cuatro, así que pude aproximarme a Martínez Furé e intercambiar algunas palabras. A través del saludo de sus manos percibí su impresionante sencillez y su enorme espiritualidad.

A las cuatro de la tarde alguien lo condujo hasta la silla, frente a un público que esperaba escuchar en su propia voz, poemas, anécdotas o algún otro testimonio de sus viajes por el mundo.

Rodríguez Sosa presentó a su invitado, en tanto el Maestro hizo silencio por varios segundos, hasta que en voz perfectamente modulada, comenzó a hablar del surgimiento de África, el origen del hombre, la riqueza del continente, el proceso migratorio y esclavista hacia Europa, Asia y América.

Al preguntarle sobre su poesía, aclaró que veía poco y tenía la necesidad de aprenderla de memoria.

Hizo otro silencio, tomó un bolígrafo, movió la cabeza, se acercó al micrófono y comenzó a susurrar los versos que acompañó con toques suaves sobre la mesa; en algunos instantes cantaba bajo, en lengua afro, y con la ayuda del bolígrafo llevó su ritmo a través de códigos africanos.

Y luego dijo a los presentes: «gracias por soportarme». Una ovación de aplausos fue el modo de agradecer por todos los allí presentes, testigos de un viaje espiritual hacia nuestras raíces.