Mi intervención en Conferencia regional del movimiento LGBTI

Isbel Díaz Torres

HAVANA TIMES – Tuve el privilegio de participar en la recién finalizada VI Conferencia Regional de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex para América Latina y el Caribe (ILGA-LAC), desarrollada en el Centro de Convenciones Plaza América, de la turística ciudad de Varadero.

Quiero entonces compartir un resumen de algunas de las ideas que expresé en ese encuentro, específicamente durante la Preconferencia de Hombres Gays y Bisexuales en su segundo bloque, que llevaba por título “Movilizándonos a favor de nuestros derechos”:

Después que algunos delgados internacionales pidieran la condena al bloqueo de EE.UU. contra Cuba, pedí la palabra y expresé:

Soy el primer cubano que va a hablar después de esta idea de ustedes del voto político en contra del bloqueo, y quiero agradecerlo. Por lo menos los revolucionarios y revolucionarias cubanas entendemos que es vital, imprescindible, la solidaridad internacional en ese sentido. El bloqueo afecta directamente a la comunidad LGBT cubana.

Los éxitos que ha tenido Cuba en el tratamiento al VIH, por ejemplo, han estado constantemente asediados por esa realidad del bloqueo estadounidense a Cuba, y a pesar de ello hemos tenido, a mi juicio, resultados muy positivos.

Acá tenemos a los compañeros del Centro Nacional de Prevención (CNP) que tienen un trabajo excelente. Pienso que ILGA debería socializar el trabajo que está haciendo esta institución junto con el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), puesto que es muy valioso, y puede servir de referencia.

Quisiera sumar también que en Cuba existe una red de trabajo de Masculinidades coordinada por Julio César González Pagés en la Universidad de La Habana. Pienso que si se está intentando hacer un levantamiento de las personas u organizaciones que trabajan el tema de masculinidades en nuestras naciones, el aporte cubano sería importante.

No obstante, yo quisiera señalar algunas carencias que tenemos acá y que quizás ILGA en algún momento pudiera colaborar en su solución. Tenemos dificultades importantes para desarrollar una verdadera sociedad civil empoderada en estos temas. Existen poquísimos movimientos sociales reales en la isla. La sociedad civil en Cuba está bastante lastrada por, más que un acompañamiento, por una dirección estatal que a veces dificulta mucho el poder establecer demandas.

Nuestro Proyecto Arcoíris es independiente y anticapitalista, y a pesar de que nos solidarizamos con el CNP y el CENESEX, entendemos que es necesario que se conforme una real sociedad civil donde los individuos que sufren estas discriminaciones y todos estos problemas podamos empoderarnos y construir junto con otras instituciones, las soluciones que necesitamos.

ILGA pudiera ayudar mucho al desarrollo de esa sociedad civil. Lograr que como contrapartida a los movimientos sociales en los países de la región, existan también los movimientos sociales en Cuba, que puedan dialogar, llevar las experiencias nuestras que son pocas (somos pocos) pero hemos tenido algunos resultados en este poco tiempo.

Son importantes las alianzas individuo a individuo, colectivo a colectivo, porque a nosotros muchas veces no llega nada de lo que sucede en estos eventos. A los que estamos viviendo en los barrios cubanos no nos llega nada absolutamente de esto.

Alguien mencionaba Skype. Skype no es barato. Quizás para ustedes lo sea, pero nosotros no tenemos Skype, ni Internet. No tenemos correo electrónico. Y cuando lo tenemos, es con muchas dificultades. Vivimos en sociedades distintas. Acá tenemos beneficios, pero tenemos dificultades también.

Necesitamos tener acceso a los medios de comunicación en la isla. Ni a Internet, ni a la prensa escrita, ni a la televisión, ni a la radio. No la tenemos. El CENSEX puede llevar a esos medios, con mucho trabajo, varias de nuestras demandas, pero nosotros no podemos hacerlo directamente.

¿Cómo colaborar entre todos para lograrlo?

Por supuesto, ello está definido por las políticas soberanas de cada país, pero ello no significa que renunciemos a colaborar porque cada Estado mejore sus políticas, y se haga más accesible a la sociedad civil.

Otro problema que lastra muchísimo a Cuba es la libertad de asociación. Existe una ley de Asociaciones, pero en la práctica el Registro de Asociaciones está cerrado hace años. Nuestro colectivo existe al margen de la ley. No hay modo de recibir financiamiento porque no tenemos personalidad jurídica. Y eso pasa con nosotros que hemos logrado estar aquí hoy, pero existen otros pocos colectivos, pequeños, beligerantes, importantes, que se están conformando, y el Estado los necesita como contrapartida para trazar sus políticas. Necesitamos fortalecer eso.

Pienso que ILGA, junto con ese voto en contra del bloqueo, también pudiera colaborar mucho en hacer sugerencias a los modos en que participamos las personas LGBT en la construcción de políticas públicas.

El intercambio va a ser vital, pues tenemos poquísimas investigaciones publicadas y accesibles, sobre qué está pasando en Cuba con nuestra gente. Tenemos la Oficina Nacional de Estadísticas que hace algunos años emite informes bastante valiosos sobre otros temas, pero referido al tema LGBT hay una carencia significativa. No sabemos cuántas personas LGBT viven en Cuba.

En 2012 tuvimos el Censo de Población y Viviendas, una magnífica oportunidad en cuyo diseño original estaba incluida la posibilidad de reflejar las familias homoparentales, las parejas conformadas por personas del mismo sexo. Sencillamente, unas semanas antes de aplicar la encuesta fue mandada a borrar esa posibilidad. Finalmente tenemos un Censo donde no se refleja la existencia de nuestras familias.

Son cosas que necesitamos afianzar en el trabajo que hay en la isla. Estoy seguro que el trabajo con ILGA sería muy importante, asesoramiento en ese tipo de cuestiones, intercambios directos con gente y asociaciones de la sociedad civil.
Gracias.