Desmocharon palmas en la Plaza de la Revolución

Isbel Díaz Torres

HAVANA TIMES – Tres palmas altísimas y saludables, que crecen frente al Teatro Nacional de Cuba, fueron víctimas de los escenógrafos que montaron el espectáculo de este Primero de Mayo en la Plaza de la Revolución.

Sin ningún escrúpulo, quienes dispusieron la escena podaron drásticamente (eso es lo que significa desmochar, en el argot popular) dos de las palmas, y parcialmente a la tercera.

Lo penoso del asunto es la razón por la cual tomaron esa decisión: las palmas en cuestión se entrometían en la línea imaginaria que va entre la presidencia, y el gigantesco cartel colocado en lo alto del Teatro.

Raúl Castro y Nicolás Maduro no habrían podido ver a plenitud el cartel con la hoy muy significativa frase de Fidel: “Revolución es sentido del momento histórico”, ni las imágenes del anarquista y luego comunista Carlos Baliño, el líder azucarero Jesús Menéndez, y el sindicalista Lázaro Peña.

De acuerdo con la tradicional orientación de la marcha, esas imágenes quedan a la espalda de la gente que camina por la avenida Paseo, y de frente solo a el obelisco de la Plaza, en cuya base se colocan quienes presiden el acto, y los más altos invitados.

¿Era necesario agredir a las plantas para quitar unos penachos que nada quitaban al evento?

Es evidente el ejercicio de depredación, y también es evidente la impunidad con que toman sus decisiones los empoderados en este país.

Las Ley 85 (Ley Forestal), establece en su artículo 4 que “La palma real, árbol nacional de Cuba, integra el patrimonio forestal y su fomento y conservación goza de especial atención”. Más adelante, en el artículo 67, señala que “Las contravenciones se sancionarán con multas cuyas cuantías se fijen en cada caso, sin perjuicio de las demás sanciones accesorias aplicables de conformidad con la legislación vigente”.

Nota: En la foto no se aprecia bien la obstrucción que hacían las palmas, pues fue tomada desde la plaza frente al obelisco, y no desde la base de este.

Por su parte, el Decreto Ley 200 (De las contravenciones en materia de medio ambiente) explicita en su artículo 8 que “Dañar o destruir especies de especial significado u objeto de protección específica, 250 pesos y 5000 pesos”.

No obstante, la figura del inspector estatal ambiental no queda muy bien definida en este Decreto Ley, lo cual se traduce en que la población no sabe a dónde dirigirse para hacer la denuncia de alguna contravención de ese tipo.

En resumidas cuentas, se trata de letra muerta.

En estos años de denunciar ininterrumpidamente, desde el proyecto El Guardabosques depredaciones ambientales de este tipo, todavía no se conoce la primera sanción a los agresores del arbolado urbano; que por lo general son la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA), la Empresa Eléctrica, y el Ministerio del Interior (MININT).

También es triste que tal ataque no se tradujera en ningún beneficio. Por más que miraran las imágenes de estos luchadores obreros anticapitalistas, la dirigencia cubana no parece cambiar sus intenciones de codearse con los poderosos (no importa sin son de Francia, Estados Unidos o Japón).

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