Cementerio cubano en CUC

Isbel Díaz Torres

Entrada 5 CUC

HAVANA TIMES — El estado cubano parece ya no tener límites en sus desesperadas estrategias para sacarle hasta el último centavo a quienes visitan la isla. Incluso la capitalina Necrópolis de Colón forma parte de estas jugarretas.

Cansado de atravesar a toda hora el cementerio más importante del país, supe solo recientemente que la instalación pública cobra la entrada en pesos cubanos convertibles (5 CUC) a las personas no nacionales, mientras que para los cubanos el acceso es totalmente gratis.

Conocí de esta realidad cuando intentaba mostrarle a un amigo latinoamericano, amante de Cuba y su Revolución, uno de nuestros sitios más bellos del arte escultórico y arquitectónico.

Unos metros después de atravesar el gigantesco monumento de mármol de Carrara que distingue la entrada, ya a punto de presentarle a mi amigo la tumba de la madre de José Martí, un portero corrió hacia nosotros y exigió el pago de la entrada al joven extranjero.

Debo confesar que sentí una profunda vergüenza. Ni yo ni mi amigo podíamos darnos el lujo de gastar 5 CUC por caminar entre aquellas tumbas, por muy hermosas que fueran.

No importaba que muchos especialistas situaran a la Necrópolis como segunda en importancia mundial, precedida solamente por el cementerio de Staglieno en Génova, Italia; lo cierto es que no podíamos ni deseábamos pagar por algo que ni siquiera puede calificarse de servicio.

Cementerio para turistas.

Mi amigo es un joven profesor universitario que visitaba Cuba para participar en un evento científico. No venía a dilapidar dólares con prostitutas ni discotecas, sino a disfrutar de nuestra gente y nuestra cultura.

Venía a trabajar y enriquecerse espiritualmente, no a enriquecer a las empresas turísticas de la isla. Venía a saludar a sus amigos que lo conocemos hace trece años.

Es cierto que para el turismo, todo extranjero es un potencial turista. Pero olvidan que se trata de seres humanos, cada uno con historias, intereses y condiciones diferentes.

¿Qué hubiera sucedido si el extranjero viniera a visitar la tumba de su madre muerta en Cuba? ¿Cómo sabe el portero, a fin de cuentas, que se trata de un extranjero, si no le pidió identificación? ¿Por sus rasgos faciales? ¿Estamos ante un hecho de racismo?

No pienso que este Monumento Nacional, con sus 57 hectáreas, deba renunciar a tener mecanismos de recaudación de divisas, necesarias para la restauración del sitio, pero es evidente que debe reevaluar tales iniciativas, pues las actuales ahuyentan al visitante.

Por lo pronto, salimos del recinto mortuorio mayor de América desde 1854, y tomamos algunas fotos desde los barrotes perimetrales. Pienso regresar en estos días, con sandalias, sombrerito de yarey, y camarita fotográfica en mano, a ver si intentan cobrarme 5 CUC.

 

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