La menopausia: ¿un mal soportable?

Irina Pino

Foto: Jenny Cressman

HAVANA TIMES — Cuando trabajaba en la televisión, le escuché decir a una compañera: ahora que cumplí los 50, me ha caído todo arriba, tengo sofocos de madrugada, resequedad en la boca y en la vagina, y la regla no me viene hace un año…

Estos cambios son normales, aunque difíciles de soportar, le ocurren a la mujer que ya no ovula. El organismo deja de elaborar ciertas hormonas que transforman por dentro y por fuera a las féminas, mientras el envejecimiento les pisa los talones.

No es nada agradable, he conocido a mujeres que han perdido el gusto por el sexo, simplemente el deseo ha desaparecido. Ellas no lo buscan, sin embargo, aparece de improviso, pero no le ponen atención y lo canalizan de otra manera, se entregan a actividades que les resultan atractivas y menos dolorosas. Lo olvidan.

Es preciso entenderlas, muchas veces las parejas masculinas, se desesperan y las presionan en las relaciones sexuales de forma egoísta, solo piensan en la urgencia de su demanda. Cuando esto sucede, ellas deciden aislarse, algunas se refugian en la religión, otras renuncian por completo al sexo, y en muchos casos, caen en brazos de otras mujeres, y comienzan una relación lésbica.

A Olga, una antigua amiga, le ocurrió esto, después de casi veinte años, me la encontré en un club nocturno con una mujer. Estaban sentadas en una mesa, conversaban y reían, a cada instante se tomaban de las manos y se miraban con ternura. Se besaron en la mejilla, muy cerca de la boca.

La miraba desde lejos, y no sabía si debía acercarme a saludarla. Luego nos encontramos en el baño. La noté algo achispada, y de manera natural me confesó que amaba a una mujer desde hacía varios meses, y pronto se mudaría con ella. De golpe me contó la horrible experiencia de su menopausia y los ataques de su esposo, que incluso la amenazó con meter a otra mujer en la casa. Al final se divorciaron.

Con su actual pareja, lo comparte todo, tienen múltiples afinidades, y el diálogo es transparente, sin violencia.

He leído que existen tratamientos hormonales para mejorar la salud, la homeopatía, los antioxidantes, el ejercicio físico, y miles de alternativas que mujeres que no se conforman con la vejez escogen, como la cirugía estética, el botox, pero el tiempo es irreversible, no se apiada de nadie.

Hay que aprender a convivir con este fantasma, no obstante, abundan situaciones graves, contextos agresivos, donde las mujeres que atraviesan esta etapa de la vida, lo sufren doblemente, como son las responsabilidades con los padres enfermos, sumado a  precarias economías familiares, que las hacen envejecer con premura, mientras que, otras que viven con mayores condiciones espirituales y materiales, pueden lucir juveniles durante años.

 

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