La Habana Vieja Flashes I (Video)

Por Irina Pino

HAVANA TIMES – Con una arquitectura ecléctica, la parte más antigua de la ciudad invita a ser recorrida, amada. No hay ojo que se sustraiga, ni pie que descanse. Inútil estar ajenos a su legado.

Turistas, personas del país, disfrutan pasear por sus calles, observar con arrobo la Catedral de La Habana, templo de gran riqueza e historia donde su Dios y sus santos son adorados con verdadera fe por los devotos, mientras los visitantes sacan fotos de sus sagradas imágenes para llevarse la belleza como souvenir.

Pintores callejeros se apostan en las esquinas para vender sus cuadros con autos almendrones que gustan tanto a los turistas. Pululan las ferias populares por cada rincón con mercancías que repiten una estética.

Un conjunto tiene su magia: la Casa de Asia, con su jardín central, verdísimo todos los meses del año; el mercado de Oriente repleto de inciensos, aceites, jabones y esencias, objetos, bolsas de té…, que nos trasladan a una lejana India; la tienda Marco Polo, para comprar las especias; la Plaza Vieja y su fuente enrejada, donde las palomas beben y se refrescan; la fototeca de Cuba, sitio de interesantes exposiciones fotográficas; el Planetario, ahora muy concurrido en las vacaciones escolares de julio y agosto por los niños y sus padres.

No se puede dejar de visitar el hotel Ambos Mundos. Allí, Ernest Hemingway tenía una habitación reservada. En el lobby hay toda una pared con fotos del escritor estadounidense posando con personalidades, como el actor Errol Flynn y su última esposa.

La calle Obispo ve el transitar de los que van y vienen. Es una arteria que duerme poco. No es solitaria.

Cada lugar de La Habana Vieja es una promesa y un seguro retorno.