Julián del Casal: un poeta ignorado. Una película sobre su vida

Por Irina Pino

 

HAVANA TIMES – El cineasta cubano, Jorge Luis Sánchez, ha escogido la temática nacional como motivación en varios de sus filmes. Con El Benny nos a acerca a la vida del cantante y músico Benny Moré. En Cuba Libre refiere un pasaje de la historia de la nación, luego de la injerencia estadounidense.

Buscando a Casal, filme recién estrenado en los cines capitalinos, es un proyecto que le tomó años de investigación. Es un homenaje a uno de los precursores del modernismo, junto a José Martí, en el siglo XIX.

Julián del Casal (1863-1893) es el autor de los poemarios Hojas al viento, Nieve, y Bustos y rimas, también escribió prosa. Se reconoce su labor como periodista en La Habana Elegante, El País, La Discusión, El Fígaro y La Familia Cristiana.

Nuestros estudiantes, poco o nada conocen de la obra de este hombre, de personalidad controvertida, tildado de homosexual; sin embargo, en la mayoría de sus versos describe su amor por mujeres vírgenes y cortesanas, como si lo hubiera vivido a plenitud.

Maestro de la rima, experimentó con los versos endecasílabos, dodecasílabos y alejandrinos. Tuvo influencia de los simbolistas franceses, Rimbaud y Verlaine. 

Su poesía clama por la elevación del alma por encima de los apetitos primarios. Dialoga sobre la aversión que sentía por su frágil cuerpo, enfermo de tuberculosis. La muerte está presente en sus textos, como si la predijera de antemano.

La trama comienza con el tributo a la amistad; un círculo de amigos donde se comparten poemas, artículos periodísticos y orgías sexuales.

Julián no es ajeno a la independencia de la Isla, es un rebelde, lo pone de manifiesto en uno de sus artículos cuando ataca a la sociedad pudiente española. Su crítica mordaz al Capitán General le traerá fatales consecuencias.

Siente una fascinación por la cultura japonesa, usa kimono y máscaras para trasmutar a un personaje que él mismo ha creado; prefiere ser otro, en vez de alguien pueril. Eso provoca que lo maltraten y encarcelen por exhibición pública.

Su relación amorosa con una mujer madura, ligada a la cultura oriental y excortesana, provoca los celos del Capitán General, que también la desea.

El militar no le perdona su artículo en el periódico, razón por la que le hace la guerra, e incluso amenaza a los amigos de Casal para que lo dejen sin trabajo.

El poeta terminará sus días escribiendo para un periódico insignificante. Vivirá en la miseria, en un cuarto insalubre que minará poco a poco su salud.

Sánchez rememora las relaciones de Casal con la pintora y poetisa Juana Borrero, Antonio Maceo, y su fervor por el poeta Rubén Darío.

Pletórica de imágenes surrealistas, refleja la riqueza de su mundo íntimo, el pavor que le tenía a los espejos, los cuales mantenía tapados. El kimono japonés como símbolo liberador.

Producida por el Icaic, se grabó solo en estudios. Todos los sets, decorados y vestuario fueron diseñados especialmente.

Si nos fijamos bien, las comidas de los banquetes son de atrezo, lucen cual telas bordadas con oro y colores.

Destaca la banda sonora a cargo de Osmany Olivares, la música de Juan Manuel Ceruto, y la fotografía de José Manuel Riera, quien logra un ambiente fantasmagórico de La Habana, con sus calles estrechas, su luz mortecina y vapores malsanos.

Quizá hubiera sido más concreta, restándole metraje, pues dos horas de duración le impregnan un ritmo cansino. Hay un elemento que no fluye: los personajes de la Madre Patria no debieron tener acento español, algo que lastra su credibilidad y los hace parecer caricaturas.

El elenco, en general, tiene un desempeño discreto; la actriz Blanca Rosa Blanco no luce como debiera ser la heroína; Yasmani Guerrero, en el protagónico, aunque por momentos hace gala de un histrionismo teatral, revela a un personaje atrapado entre lo real y lo onírico.

Realidad o ficción, se agradece este largometraje. Quedan aún misterios por develar en la corta existencia de Julián del Casal, que nunca sabremos.