Segunda maestría abandonada

Erasmo Calzadilla

Foto: Caridad

Para los curiosos y los erasmólogos continúo la historia de mis maestrías abandonadas.

Con los cursos pasados en la primera abandonada, la de filosofía, conseguí entrar de profesor en el Instituto Superior de Ciencias y Tecnologías Aplicadas (INSTEC), donde radica la facultad de Física Nuclear. Como es un lugar de prestigio me auto felicité.

Fueron tiempos lindos en los que hice buenos amigos entre los estudiantes; otros me odiaron pero… vuelvo al tema.

Par de años bastaron para confirmar lo que ya sospechaba: que en este país todo lo relacionado directamente con la ideología yace fatalmente contaminado, y es prácticamente imposible avanzar por ese camino dentro del ámbito institucional (mi respeto a los que aún insisten).

Con tal conclusión bajo el brazo, y por lo mucho que me gusta la matemática y la programación, me entusiasmé como con una novia nueva cuando en el INSTEC abrió una maestría en Bioinformática.

Por entonces soñaba todavía con llegar a ser un hombre de ciencia, dedicado a la docencia y la investigación. Qué rico ¿no?. Durante unos meses concentré mi energía en ello pero la ilusión no tardó en desvanecerse.

Los cursos de la nueva maestría tampoco me gustaron y voy a tratar de resumir los motivos: aún los de más calidad, los de corte científico, limitaban su sapiencia a la manipulación diestrísima de un objeto. Nada de pasión había en ellos, ni ilusión, misterio o análisis profundo en torno al asunto investigado. En fin, ciencia enajenada y positivista, utilitaria y vacía de sentido. ¿Alguién esperabas otra cosa?

En armonía con lo anterior la maestría en su conjunto parecía más un trámite burocrático destinado a conseguir un título, que una preparación en serio de los maestrantes.

Para colmo tampoco encontraba un tutor que se interesase en un proyecto que por entonces me desvelaba.

Eran unas bolitas virtuales que había programado; “chocando” entre sí caóticamente terminaban por auto organizarse sin necesidad de un jefe. Algún día seré justamente reconocido por este descubrimiento tan importante para la humanidad: la demostración virtual de la no indispensabilidad de los jefes. Ojalá no sea post mortem.

Una tarde me presenté con mis carpetas y programas en la facultad de Física, y el único profesor de quien conseguí atraer un cuanto de atención me preguntó antes de escucharme: -”¿Ya leyó usted mis artículos sobre la entropía en tal y tal revista científica?”- Bueno… no – le respondí. – “Cuando los estudie venga a verme”-. El pobre se lo perdió.

El malestar fue creciendo y ya iba a los cursos por inercia, cuando de repente… ta taaan: ¡Me botaron del INSTEC!… y fue el pretexto perfecto pa’ dejar la pinche maestría.

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Cultura
  • Entrevistas

Congregations: El metal es el partido musical opositor

Por supuesto, que nos discrimina, nadie quiere oír lo que está mal, todo el mundo…

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

Desespero por no poder controlar la caída del peso cubano

Acusan al medio independiente "El Toque" de poder más que sus políticas económicas para frenar…

  • Circles Robinson
  • Diarios
  • Nicaragua

¿Quién silenció el obispo Rolando Álvarez de Nicaragua?

Ortega y Murillo nunca pudieron amedrentar a Rolando Álvarez para que guardara silencio bajo sus…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.