Reflexiones de una Analista de Riesgo que visitó Cuba

La silenciosa visita de Gail Tverberg

Erasmo Calzadilla

Gail Tverberg

HAVANA TIMES — Hace un mes y tanto visitó nuestro verde archipiélago una investigadora estadounidense a la que admiro. Gail Tverberg se dedica a cuestiones relacionadas con el declive energético y el crecimiento económico acelerado, típico de la civilización industrial. Las observaciones, comentarios e ideas que le suscitó el viaje a la Isla caribeña pueden leerse en Cuba, Figuring out pieces of the puzzle, publicado en su blog, Our Finite World.

Resumí las ideas que más me interesaron:

  • Las islas (Cuba, por ejemplo) suelen alimentar sus termoeléctricas con petróleo, porque es más fácil de transportar por mar. Pero generar electricidad con petróleo es ineficiente y caro si su precio supera los 20 dólares el barril (actualmente oscila en torno a 60).
  • Cuba importa de Venezuela más de la mitad del combustible que consume, a mejor precio que en el mercado internacional y con ventajas de pago. Pero Venezuela se encuentra en una delicada situación financiera, debido a los bajos precios del petróleo que vende; si el panorama se agrava la ayuda a Cuba peligra.
  • La recuperación de los precios del crudo tampoco favorecerá a la economía cubana. Si subiese a más de 100 dólares el barril el turismo caería y el país se desangraría comprando mercancías encarecidas en el mercado internacional. No olvidar que casi el 70 por ciento de los productos agrícolas consumidos en la Isla provienen del exterior.

    “La situación de los países cuyo mix energético contiene un alto porciento de petróleo (como cuba) es mucho más riesgosa”

  • Cuba podría cultivar de manera orgánica todo el alimento que consume, pero antes tendría que acometer profundos cambios. Buena parte de su población debería mudarse al campo y construir sus viviendas con materiales locales. El aspecto de los nuevos bohíos, sin electricidad ni agua corriente, no será muy distinto de aquellos en que solían vivir los campesinos cubanos antes del triunfo de la Revolución. Un recorte a la Educación y a la Salud también parece necesario.
  • La exigua producción petrolera en territorio cubano podría levantar a golpe de fracking. Pero solo si el precio sube, porque a 60 el barril la fractura hidráulica genera pérdidas. La exploración en aguas territoriales no se ha topado con un solo pozo que valga la inversión.

Y no digo más para motivarlos a que busquen y lean el post.

Mi punto de vista

  • El artículo de Tverberg es un primer acercamiento a la situación de Cuba, no un análisis de riesgo en toda ley. Se desprende de sus palabras, sin embargo, que estamos en una situación de alto riesgo. Hubiera sido magnífico que lo expresara como una conclusión explícita, en mayúscula, con el nivel de alarma que merece.
  • Cuba debe cultivar los alimentos que consume, promover la emigración al campo, proponerse un sistema de Salud y Educación más eficiente… estoy de acuerdo, pero ¿con qué tiempo contamos: un año, un quinquenio, una década? ¿Construimos primero hoteles, zonas francas y campos de golf para aprovechar la ola de turismo e inversión o concentramos nuestras fuerzas en levantar pueblos dignos para las familias que quieran irse al campo? Lo más sensato será combinar estos movimientos, pero sin una idea, siquiera vaga, del tiempo con que contamos, es imposible planificar. Si Tverberg propusiera una cronología (básica, mínima, tentativa, mejorable, aterrizada en Cuba, a base de escenarios probables) sería un buen punto de apoyo para divulgar y exigir a nuestros “representantes”.
  • Hoy consumimos menos petróleo que durante el Periodo Especial, y así queremos crecer como los Tigres.

    Por el entusiasmo que manifiestan en el crecimiento y el deseo de engancharse a la locomotora del capitalismo, los gobernantes de Cuba no parecen enterados del riesgo ni preocupados en acogerse al principio de precaución. Al contrario, cada nueva ley o disposición, cada intervención pública de sus políticos o especialistas refleja y vende la idea de que ahora sí vamos bien, que el desarrollo está al alcance de la mano y debemos engalanarnos para su recibimiento. Y la gente común, enajenada por los medios y ansiosa por dejar atrás tantos años de sub-consumo, se ha tragado el mojón de punta a cabo.

  • En pleno delirio por los dólares y el crecimiento exponencial del PIB, el trabajo de Tverberg debió caer, entre autócratas y tecnócratas, como una dolorosa patada en el orto; no es casual que su honorable visita haya pasado desapercibida. Si no me avisan mis amigos en el extranjero no me entero.
  • Sin embargo, Gail emana simpatía por quienes dirigen este proyecto de país. Tal vez sufre ese extraño síndrome que aqueja a los grandes pensadores cuando llegan al micro universo que constituye una isla. De pronto se ilusionan y creen que, bien aconsejado, el tiranillo local podría implementar una utopía. Pero desde el viaje de Platón a Sicilia sabemos cómo terminan las alianzas entre los grandes pensadores y los señores de las islas.

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Nota: Gail Tverberg es Máster en Ciencias Matemáticas, miembro de la Sociedad de Analistas de Riesgo, fue consultora de Towers Watson y lleva un blog (de alto nivel y muy visitado) sobre los límites del crecimiento, el cambio climático y el declive de los combustibles fósiles, entre otros temas afines.

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