Dónde empieza la corrupción

Erasmo Calzadilla

Esteban Morales. Foto: Patricia Grogg, IPS

Al doctor Esteban Morales, especialista cubano en asuntos norteamericanos, lo han separado recién del Partido Comunista de Cuba, o están a punto de ello, según se cuenta.

El motivo del alboroto es un artículo que el hombre dio a luz asegurando que el principal peligro para la revolución es… ¿adivina usted?  ¿la burocracia?  No, en esta ocasión la culpa cae sobre su hermana: la corrupción.  No podemos dudar – nos dice Esteban – que la contrarrevolución, (la integrada por los corruptos):

– ‘Va tomando posiciones en ciertos niveles del Estado y del Gobierno’

– ‘Se ha ido apalancando financieramente, para cuando la Revolución se caiga, y otros, que pueden tener casi todo preparado para producir el traspaso de los bienes estatales a manos privadas, como tuvo lugar en la antigua URSS.’

-’Fue la causante de los ‘fraudes, ilegalidades, favoritismos, lentitud burocrática etc’, ocurridos durante la ‘distribución de tierras en usufructo…’

– ‘Es más peligrosa que la llamada disidencia interna’, pues esta anda ‘aislada: carece de programa alternativo, no tiene líderes reales, no tiene masa.’

– ‘Es la que más daño puede hacer, porque resulta estar dentro del gobierno y del aparato estatal, que son los que realmente manejan los recursos del país.’

– ‘Se trata entonces de una forma de contrarrevolución que sí cuenta con líderes ocultos, ofrece alternativas a las del Estado y cuenta con una masa que la practica.’

– ‘Además hace al país vulnerable ante las potencias extranjeras que de esta manera dominan información estratégica sobre nuestro país.’

Lo que todos saben

Hasta aquí un recuento de lo que todo el mundo sabe, escrito desde una perspectiva estatista.  Para Morales la corrupción es una carcoma que va infiltrándose en los aparatos del Estado hasta corroer su pureza y candidez, comején que nada tiene que ver, según su enfoque, con el funcionamiento estatal mismo.

El doctor se conforma con describir preocupado el ‘hecho’ ya pasaíto por su agua; pero sería un magnífico ejercicio de pensamiento intentar dar con sus causas.

En el artículo solo aparece un conato de explicación cuando refiere que hay ‘toda una economía sumergida que el Estado no logra controlar y que será imposible de ordenar mientras existan los grandes desequilibrios entre oferta y demanda que caracterizan aun hoy a nuestra economía.’

Según esta lógica habría que esperar a un futuro lejano para que desapareciera la economía sumergida, mientras tanto, cree Esteban que la solución, o al menos o una de ellas, es la ‘Auditoría Sorpresiva.’ Me gustaría saber cómo garantiza el doctor que los auditores estatales no estén también corrompidos.

Sin embargo  Morales sin percibirlo desliza otra causa más profunda de la corrupción cuando plantea que los burócratas corruptos pueden hacer más daño, porque están ‘dentro del gobierno y del aparato estatal, que son los que realmente manejan los recursos del país.’

¿No se le ocurre al maestro preguntarse qué hace un funcionario, sea honrado o corrupto, manejando los recursos ‘del país’ sin estar bajo el control directo de los productores de recursos?  La corrupción no empezó en el momento en que el empresario malversó, sino un poco antes, cuando los trabajadores fueron expropiados de la plusvalía y una ley protegió el hecho.

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