Cuba socialista – ¿Realidad o solo una declaración?

Erasmo Calzadilla

Un 16 de abril de 1961 hace hoy 49 años, a pocas horas de haber ocurrido un ataque aéreo contra varios aeropuertos cubanos planeado con el apoyo de la CIA, Fidel Castro declaró, en medio de una movilización popular, el carácter socialista de la revolución.

Siempre me ha intrigado la manera en que se realizó este enrrumbamiento al socialismo.

Solo tres años antes éramos una colonia capitalista donde venció  una revolución popular de carácter nacionalista y antimperialista pero no socialista.

No eramos socialistas porque los medios norteamericanos habían conseguido implantar una imagen terrible del comunismo, pero también porque nuestro sistema de vida y de producción material muy poco tenían de socialista.

Me pregunto si hubo alguna especie de consulta popular antes de decidir el camino que tomaríamos o se trató de una de las ideas del gran líder y sus allegados. No se cómo se manejaban estas cuestiones a nivel del año 61, pero por lo que he vivido personalmente bien pudiera creer que cambios tan radicales para la vida de toda una nación salieron en verdad de la mente de un arquitecto social, uno con poder suficiente como para dirigir el destino de todo un pueblo.

La revolución parecía un proceso sumamente interesante: todo el poder para el pueblo. Si realmente hubiese sido así, aunque hoy estuviésemos peor económicamente, que lo dudo, el balance seguiría siendo positivo.

Picamos cerca de ser la primera nación moderna que lograra un gobierno genuinamente popular, pero el carisma de un hombre, la inmadurez política de este pueblo y la agresión norteamericana conspiraron contra el triunfo del verdadero socialismo.

Considero que la experiencia cubana tiene sus méritos, y los confirmo al ver cómo viven nuestros vecinos incluso los más ricos, pero estoy convencido de que conformarse con las migajas de tranquilidad que emanan de un paternalismo severo y benefactor es una meta indigna.

Nota: por muy malo que pueda ser este sistema nada justifica el bloqueo económico a Cuba ni la intromisión de los Estados Unidos en sus asuntos internos.