Los agricultores cubanos, parte importante de la sociedad civil

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES – Con verdadero estupor he leído la noticia de que la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) de Cuba ha sido excluida, junto con los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), de participar en el foro de la sociedad civil que se efectuará en Lima, Perú, paralelo a la VIII Cumbre de Las Américas, en el mes de abril.

No es difícil imaginar las causas de esas exclusiones: indicaciones que vienen de arriba, del norte, a través de la Organización de Estados Americanos (OEA), que casualmente radica en Washington.

Pero, ¿por qué excluir a los campesinos cubanos de un foro de la sociedad civil? Evidentemente resulta muy peligroso que ese sector de nuestro país, que cuenta con 380 mil miembros y que goza de una situación altamente satisfactoria en nuestro sistema socialista, exponga sus experiencias y sus logros.

Podrían explicar al resto de los campesinos de América, por ejemplo, cómo la Revolución cubana los convirtió en propietarios de las tierras que trabajaban, pues antes de 1959, la inmensa mayoría de los campesinos eran arrendatarios. Es decir, tenían que pagar una renta anual al dueño de las tierras, que generalmente vivía en la ciudad y no tenía nada de campesino. Muchos eran subarrendatarios, es decir, tenían que pagarle renta al arrendatario, para poder trabajar un pedazo de tierra. También existían otras figuras como el aparcero y el precarista, que eran aun más explotados.

Todo ese entramado de explotación desapareció con el triunfo de la Revolución en 1959, como desapareció para siempre el asesinato de líderes campesinos que luchaban por una vida más digna para los hombres y mujeres del campo, situación que todavía no está resuelta en muchos países de América Latina. También desapareció el desalojo, que era llevado a cabo por la guardia rural cuando a un dueño de tierras le molestaban los campesinos, generalmente obreros agrícolas que malvivían dentro de su propiedad.

Tal vez los organizadores del evento no quieran que se sepa en el resto del subcontinente que los campesinos cubanos disfrutan de la electricidad, pues ya en el país se está concluyendo la electrificación del ciento por ciento de las viviendas aisladas en el campo, y donde no puede llegar el sistema eléctrico nacional, se les está montando un módulo con paneles solares fotovoltaicos que les garantiza la electricidad las 24 horas.

Quizás se quiera ocultar al resto de América Latina que los campesinos cubanos tienen garantizada la venta de sus producciones a precios satisfactorios, sin necesidad de salir a recorrer mercados para proponer su mercancía. En fin, no quieren que se sepa que los campesinos cubanos son revolucionarios, apoyan al sistema de gobierno socialista de la Isla y son felices, lo que no es común en nuestra área.

Por otra parte, la exclusión de la organización más masiva de nuestra sociedad, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) es el mayor contrasentido de ese evento, pues si se trata de un foro de la sociedad civil, esa es precisamente la organización más representativa, que agrupa a aproximadamente ocho millones de cubanos.

Sin embargo, se admite la presencia de personajes que se autodenominan miembros de la sociedad civil, pero no son más que mercenarios al servicio de la potencia extranjera que quiere acabar con la Revolución y que le causa a nuestro pueblo numerosos sufrimientos y carencias con un bloqueo económico, comercial y financiero que dura ya casi 60 años.

Pero a pesar de la exclusión de ambas organizaciones, el resto de la sociedad civil que participará expresará lo que se quiso silenciar con esas exclusiones, sobre todo, la de los campesinos que son una parte importante de nuestra sociedad civil.